525 600 momentos de luz
¿Cómo podemos medir un año?
¿En días? ¿En tardes?
¿En platicas de media noche?
¿En besos, temores, risa y dolor?
¿Con qué medimos un año que se fue?
¿Solo con amor? Tan solo amor... ciclos de amor.
Mil tareas que planear…
¿Cómo podemos medir una vida que se va?
En cuánto aprendió, cuánto lloró, cuánto perdió y
cómo murió…
Celebremos unidos en honor a la amistad, con amor
por un año mas.
¿Sólo con amor? Tan solo amor… ciclos de amor.
525 600 minutos.
(RENT, fragmento, Seasons of Love)
El gran José
Gaos decía que el tiempo es una exclusiva del hombre, pero no el tiempo en
cuanto a su paso, sino la conciencia del mismo, se vuelve algo propio del
hombre. El tiempo es exclusiva humana. Pero no todos los humanos tienen ese
grado de conciencia, porque vegetan en la animalidad sin conciencia del tiempo
y no se vuelven sujetos ni señores-señoras del mismo. Estamos por empezar el
año 2015 del calendario gregoriano, pero veremos que el calendario como uso del
tiempo es propio del ser humano y su actividad cultural.
1. El calendario. historia...
El calendario
es el sistema que usamos para marcar el tiempo en años, meses, semanas y días.
La palabra “calendario” viene del latín calendarium, que era como los romanos le decían a los libros de contabilidad. Calendarium
viene de Kalendae o sea calendas. Los romanos median el tiempo
en ciclos lunares. Calenda era el primer día del mes (luna nueva ) y era cuando
uno tenía que pagar sus cuentas. Todo el mundo le tenía terror a las calendas,
ya que ese día llegaba el cobrador con su librito (calendarium) a cobrar. Los romanos en la noche miraban a la luna y
decían algo así: ante diem sextum
kalendas, o sea “seis días antes de la calenda”. De ahí la abreviatura a.d.
(ante diem o sea “dia antes”).
Calenda además
viene del verbo calare que significa
“gritar” o “llamar”, que era lo que hacían las personas cuando venían a cobrar.
Las divisiones del calendario se basan en los
movimientos de la Tierra y las apariciones regulares del Sol y la Luna. Un día
es el tiempo medio necesario para una rotación de la Tierra sobre su eje. La
medición de un año se basa en una rotación de la Tierra alrededor del Sol y se
llama año estacional, tropical o solar. Un año solar contiene 365 días, 5 h, 48
m, y 45,5 s. Un mes se calculaba inicialmente por los pueblos antiguos como el
tiempo entre dos Lunas llenas, o el número de días necesarios para que la Luna
circunde la Tierra (29,5 días). Esta medición, llamada mes lunar o sinódico,
daba lugar a un año lunar de 354 días, 11 días más corto que un año solar. Sin
embargo, en los calendarios modernos el número de días de un mes no está basado
en las fases de la Luna. La duración de los meses es aproximadamente una
duodécima parte de un año (28 a 31 días) y se ajusta para encajar los 12 meses
en un año solar.
La semana procedía de la tradición judeocristiana que
disponía descansar del trabajo cada siete días. No está basada en fenómenos
naturales. Los romanos dieron nombre a los días de la semana en honor del Sol,
la Luna y varios planetas.
Las variaciones
entre los muchos calendarios en uso desde los tiempos antiguos a los modernos
han sido debidas a la inexactitud de los primeros cálculos de la duración del
año, junto con el hecho de que un año no puede ser dividido exactamente por
ninguna de las demás unidades de tiempo: días, semanas o meses. Los calendarios
más antiguos basados en meses lunares dejaron con el tiempo de coincidir con
las estaciones. Ocasionalmente había que intercalar o añadir un mes para
conciliar los meses lunares con el año solar. Un calendario que periódicamente
realiza ajustes de este tipo se llama calendario lunisolar.
Los primeros
calendarios se basaron en movimientos de la Luna. Tras esto se probó que era
inexacto cuando el hombre aprendió que la Tierra viajaba alrededor de su
estrella. El Sol se convirtió en la base para el registro del tiempo ya que el
año lunar no concordaba con el ciclo de la Tierra alrededor del Sol. Aunque
siguen existiendo algunos calendarios que se usan en la actualidad que se basan
en el ciclo de la Luna. Estos están normalmente bien arraigados en la tradición
y serían difíciles de cambiar sin afectar la cultura; especialmente si estos
envuelven una religión. El calendario Judío actual sigue basándose en los
movimientos de la Luna que comienzan con el año de su creación, puesto en el 3 760
AC. El calendario Islámico también se basa en el satélite impactado de
meteoritos de la Tierra.
Los Egipcios fueron los primeros en adoptar el Sol
como una guía de referencia. El suyo es el descendiente lejano del calendario
Gregoriano que usamos hoy. El mes se convirtió en una unidad arbitraria que fue
previamente relacionada a los ciclos de la Luna. Los Egipcios usaban un año de
365 días. Se cree que adoptaron primero este calendario en el año 4 236 AC.
Posteriormente la gente aprendió que la Tierra daba vueltas en un periodo de
365 días y aproximadamente un cuarto de día más girando alrededor del Sol. Los
faraones y otros líderes hicieron varios intentos para alterar sus calendarios
para reflejarlo pero fallaron fuera debido a tradición o a fallos de calculo de
los astrónomos al que se asignó la tarea de mirar los movimientos del
calendario. Seguidamente llegaron los Romanos. Al principio habían usado un
sistema basado en la Luna que era muy complicado. Su exactitud era confiada al
"Colegio de Pontífices" los cuales abusaron de este privilegio para
su propio provecho. Por entonces Julio Cesar se hizo dictador virtual de Roma y
el calendario estaba hecho un lío. En el 47 AC, él llamó al famoso astrónomo griego
Sosigenes para intentar arreglar las cosas. Tras la sugerencia de Sosigenes,
Cesar decidió adoptar el año solar como hicieron los Egipcios. El dio al año
una duración de 365 días y un cuarto de día. Este cuarto de día era retenido
durante 4 años y entonces se añadía como un "año bisiesto." Para
honrar a Julio Cesar, el Senado cambio el nombre del mes Quintilis por Julius (Julio). Cesar también tuvo que
hacer correcciones debido a errores en el viejo calendario. Los problemas no
terminaron ahí, tras ser asesinado en el 44 A.C. los Pontífices a cargo del
calendario decidieron insertar el año bisiesto cada tercer año en vez de cada
cuarto año. Cuando Octavio Cesar Augusto entró en escena restauró el
Año-bisiesto correcto en el 8 D.C. Como habrá podido adivinar, el Senado
también honró este cambió renombrando el mes Sextilis por Augustus (Agosto). A
este calendario se hace referencia como calendario Juliano, por razones obvias.
En el año 321 DC el Emperador Constantino creó la semana de siete días
olvidando el viejo sistema complicado de "calendarios" que
desarrollaron los Romanos para hacer referencia a días dentro de un mes. En cuanto
la tecnología estuvo disponible se descubrió que la verdadera duración del año
Solar es de 365.242199 días, o 365 días, 5 horas, 48 minutos y 46 segundos.
Esto significa que el calendario Juliano estaba retrasadísimo por
aproximadamente 11 minutos. Tras unos pocos siglos este retraso pronto habría
alcanzado varios días. De nuevo el calendario comenzó a depender de las
estaciones.
En 1582 el Papa Gregorio XIII solicitó los servicios
del matemático Cristobal Clavius y el astrónomo-físico Luigi Lilio Ghiraldi
para corregir el error. Encontraron que el error alcanzaba 10 días. En Octubre
de 1582 el calendario fue ajustado para arreglar el error. El día 4 fue seguido
del 15 para perder los 10 días. Esto creó problemas a gente nacida el día 5
pero se hacía referencia a esas fechas bien usando los sistemas SV (Sistema
Viejo) o SN (Sistema Nuevo). Entonces la regla del año bisiesto fue cambiada para
evitar errores posteriores. Ahora cualquier año centurial (terminando en
"00") solo sería bisiesto si era divisible por 400. Por lo tanto el
1600 fue un año bisiesto pero el 1700, 1800 y 1900 no lo fueron. Este se
convirtió en el calendario "Gregoriano", que es el que usamos hoy.
Todos los países Católico Romanos adoptaron la
reforma Gregoriana inmediatamente, pero otros fueron lentos en seguirlo. El
Inglés no empezó a usarlo hasta 1752. El Francés siguió el Gregoriano desde el
principio pero cambió en 1792 y volvió a él en 1805. Japón lo siguió en 1873,
China 1912, Grecia 1924 y Turquía 1927. Rusia tuvo una experiencia similar a
Francia durante la revolución Bolchevique pero volvió a él en 1940. Desde
entonces unas pocas personas han estado insatisfechas con el calendario y han
intentado reformas, pero un cambio significativo no pudo ser efectuado porque
el mundo entero no puede ponerse de acuerdo en un nuevo sistema. En 1923, se
escucharon 500 nuevas reformas en la Liga de Naciones. Dos nuevos calendarios
emergieron como favoritos: El Calendario de Trece Meses y el Calendario
Mundial. Pero estos no tuvieron una aceptación mayoritaria por las naciones
debido a conflictos con fechas nacionalistas de importancia y la comunidad de
los negocios dijo que podrían complicar las cosas. Hubo otros que estuvieron
cerca pero son demasiados para hacer una lista. Así que parece que todavía
conservaremos el calendario Gregoriano por el momento. Debe recordar por tanto
que las fechas previas al 15 de Octubre de 1582 no pueden calcularse
simplemente retrocediendo en el tiempo una cierta cantidad de días desde hoy.
El tiempo no es lineal en este sentido debido a todos los cambios que se han
realizado En nuestra vida cotidiana utilizamos invariablemente el calendario
para llevar el registro del tiempo. Así por ejemplo el 21 de Julio de 1969
marca la llegada del hombre a la Luna mientras que el 25 de Diciembre es
Navidad. Esta forma de marcar el paso del tiempo adolece de un defecto: es
difícil comparar cuantos días han transcurrido entre dos acontecimientos, por
ejemplo la llegada del hombre a la Luna y la última Navidad. Uno debe
considerar cuántos años los separan y cuáles fueron bisiestos; cuántos meses y
cuáles (cuántos febreros), cuántos días, etc... para finalmente llegar a saber
cuantos días separan dos fechas. Cuando por fin llega uno a un resultado es
mejor repetir la cuenta para checar si salió bien.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario