jueves, 6 de abril de 2023

Ser cristiano viviendo dialécticamente con lo que tengo y soy



1.       El surgimiento del pensamiento dialéctico moderno

De modo muy simple la modernidad actual tiene varios pensadores.  El primero es el monje británico San Anselmo de Canterbury (1033-1109) que al hablar de Dios afirmaba que, si podemos “pensar a Dios, luego entonces existe”; posteriormente el francés René Descartes (1596-1650) afirmaba que el pensar es existir “cogito ergo sum”.  Luego dos alemanes, el primero Emanuel Kant (1724-1804) señalaba que no bastaba solo con pensar, sino que había que hacerlo categóricamente, es decir ordenadamente y que esa era la crítica de la razón pura.  Federico Hegel (1770-1831) remataba afirmando que además de pensar ordenadamente, había que hacer avanzar el pensamiento hacia nuevas síntesis (tesis - antítesis – síntesis), a lo que llamó dialogo o dialéctica.  Hoy los pensadores dicen que en ese proceso hay que incluir los sentimientos al proceso de dialéctico de comprender.

Podemos decir que la dialéctica o diálogo de elementos existenciales-pensantes es algo de lo que está lleno nuestro universo y que entenderlo es lo que nos permite movernos en la vida, haciendo nuestra humanidad plena. Por eso la tradición judeocristiana, aunque no le llamaba dialéctica, insistió en ello y hay elementos esenciales fundamentados en ello.

2.       La dialéctica del pueblo elegido-luz de las naciones

Una síntesis fue la de que Israel era el pueblo elegido, escogido por Dios, sacado de la esclavitud de Egipto y paseado por el desierto para ser único, libre y que no aceptara otros dioses para ser pleno, pero esto no era para la autocomplacencia o la supremacía racial-religiosa, sino como insistirán los profetas: para que sean “luz de las naciones”, pueblo santo, sacerdotes “laicos” (que lleven a Dios) a todos los pueblos con su propuesta colectiva, liberadora, autónoma y dignificante de lo humano.

3.       La dialéctica del hijo de David- Mesías en Jesús

Al aparecer Jesús bajo el dominio Romano, Israel tenía diversas expectativas:  la aparición de un nuevo y poderoso rey David que unificaría las posturas encontradas para liberarlos de la opresión romana y serían un reino autónomo. Otra era la llegada de un mesías, que en griego se dice cristo (ungido) que traería cambios radicales, iniciando por la destrucción violenta de los romanos y la corrupción del templo de Jerusalén; y un mesías apocalíptico, un super hombre que llegaría volando anunciando entre trompetas atronadoras el final del tiempo, castigando a impíos con fuego, aceite hirviendo y terremotos. 

En Jesús se dan los tres mesianismos pero  en lo que comúnmente decimos: sí, pero no. Dialécticamente Jesús es un Ben-David que anuncia un nuevo orden, un dominio humanista y de justicia en formas nuevas de sociedad, pero no como un rey autoritario y protagónico. Un Jesús- Cristo (Mesías) que con el modo de construir iglesia-pueblo, no masa de gente ni anónima,  incluyente, solidaria y eficaz en la atención a los más vulnerables, en cuatro siglos derrumba sin armas y muchas víctimas-testigos-mártires al poderoso imperio, pero no como guerrilla o rebelión;  y un Jesús-Cristo que no es un super poder espectacular, sino que  anuncia que el tiempo definitivo ha llegado cotidiana y silenciosamente, invitándonos a no esperar algo más o diferente, viviendo al estilo de Jesús en un actuar sencillo y solidario, “pasando por uno de tantos” (Flp 2,7). Y que ese actuar es orante, porque hace presente a Dios y se accede a él como insiste el Evangelio de Juan.

4.       La dialéctica del pan de la vida partida y vino celebrando

Esta dialéctica de vida la comunidad cristiana la sintetiza en la Eucaristía que hace presente (o no) la forma de ser de Jesús, a través de dos productos comunes mediterráneos : Pan - vino, y cuatro verbos (tomar o asumir, bendecir, partir y repartir o dar):

·         Tomó pan: Alimento básico en la mesa, que pide la participación de muchas manos de hombres y mujeres, cultivar, cosechar, moler, amasar, cocer y servir. Pero que se asume, es decir alguien se responsabiliza, no hay manos fantasmas o mágicas que lo hagan, unas y unos se “ensucian”.

Tomó vino: Compañero de las fiestas que es fino y caro, pero no se cobra al invitado. Alguien lo paga, toma una copa que relaja, segunda que  calienta el corazón y tercera que nos abre a compartir gozos-penas y esperanzas con hermanos y hermanas. Es el lujo de la vida y es para todos, porque quien acapara y se emborracha, o hace celebraciones “privadas y especiales” mata la presencia de Jesús.

·         Lo bendijo: Bendecir es que se diga bien de las cosas y pedir protección al Dios supremo, que como madre nos cuida y padre nos defiende. La vida partida y el vino hablan de que Dios siempre ha estado con nosotros, aunque a veces no lo percibimos.

·         Lo partió: Hay quienes se matan en el trabajo y la vida, pero para si mismos.  Se matan de hambre para lucir y exhibir.  El se parte, se desmorona, como nosotros en la vida, no nos quedamos íntegros.  La vida tiene sentido cuando nos partimos, nos rompemos.  No somos piezas de exhibición.  Y aunque el cáliz no se parte, si se comparte y gratis.  “Yo que he dado la vida por ustedes” (pan), pero lo volvería a hacer porque “solamente Dios del cielo me lo quita” (vino).

·         Lo dio:  El pan y vino solo para la persona, indigesta, emborracha y victimiza. Solo sabe cuándo se da a los que más lo necesitan, y sabe mejor con la compañía.  Como dice Pablo Neruda (1904-1973): “Por eso pan, si huyes de la casa del hombre, si te ocultan, te niegan, si el avaro te prostituye, si el rico te acapara, si el trigo no busca surco y tierra, pan, no rezaremos, pan, no mendigaremos, lucharemos por ti con otros hombres, con todos los hambrientos” hasta que todos te tengan (Oda al Pan). O el jesuita Pedro Arrupe (1907-1991): “Mientras exista hambre en el mundo, la Eucaristía no será plena”.

Por eso la Eucarística es la dialéctica de la vida: nos partimos y esforzamos para que otros tengan, pero no vivimos solo para eso; lo festejamos y nos damos el lujo de celebrar.  Como me dijera un campesino guerrerense: “quien no se parte, acaba partiéndosela a los demás”.  Es el mejor retrato de Jesús, porque así fue, así vivió y así vive en todos los que lo hacen como él hasta que vuelva. Sacralizan el universo y nada tiene que ver con chivitos degollados incruentamente a perpetuidad o viajes en el tiempo al año 33 a las murallas de Roma. Es toda una vida no solo una muerte.

5.       La Dialéctica el crucificado violentamente es el resucitado y es Mesías

Esta última dialéctica se da en tiempos de la iglesia, derrotados los romanos en el siglo IV, sobre todo por la visión que tuvo el emperador Constantino hacia el año 312 que precedió a su victoria, donde vio una cruz en el cielo con las palabras “con este signo vencerás”. Antes de eso se usaba marginalmente, pues era de mal gusto usar como adorno un signo de tortura.  Era tan “gore” como si hoy cargáramos collares de sillas eléctricas, horcas, AK47 o inyecciones letales. Por eso a Jesús-Mesías se le representaba con las figuras de pastor, pez, ancla o paloma.  Aunque del siglo IV al XII la figura predilecta era la de Jesús poderoso, vestido de púrpura real y azul celeste, bendiciendo y con un libro de las Escritura, sintetizando en su mirada el cariño y la fuerza poderosa e imperial cristiana.  No fue sino hasta la Alta Edad Media en el siglo XIII que se popularizaron las imágenes del crucificado, exaltando su sufrimiento, sangre y más sangre, látigos, clavos, etc. y a sus pies María pálida y desmayada por el dolor.

Esto marcó la vivencia cristiana que se centró en el pecado y la liberación de Jesús del dolor y males del pecado, por el cual los y las seguidoras debían pagar materialmente para eliminarlo so pena de ser llevados a los castigos perpetuos del infierno.  Nuestra religión se volvió sensible, dolorista y sombríamente pecadocéntrica y existencialmente sumergida en el temor.

Un giro lo vino a dar en el siglo XVI el cristianismo reformado, que insistió en la acción moral para salvar, más que en el pecado, pero vincularon la conducta ético-moral con el ser religioso cristiano y así encontramos aberraciones que afirman “te falta Jesús” como sinónimos de limitantes en el comportamiento moral. Cristiano ejemplar era el trabajador, integro moralmente, lector asiduo de la Biblia memorizada, predestinado por Dios. Mientras que los que tenían fallas morales (sobre todo en aspectos sexuales) eran réprobos y expulsados de la familia e iglesia (embarazadas fuera del matrimonio, segundas nupcias, diversidad sexual y toda forma de erotismo) junto con un ser cristiano blanco, sajón y consumidor.  Pero lo aberrante es que asesinos, racistas, corruptos y defraudadores, sexualmente impecables, con familias de catálogo y miembros prominentes de la asamblea de Dios se les omite eso. Podemos decir que la dialéctica vital se olvido y se vivía fragmentariamente.  Cristianos piadosos con discursos inspiradoras, pero con conductas aberrantes y sostenidas porque no eran vistas o descubiertas.

6.       Conclusión: hacia nuevas dialécticas

Hoy estamos en la crisis más grande del cristianismo porque no somos dialécticos desde mi punto de vista. Empezamos diciendo que el Mesías es Jesús, que es el crucificado muerto no en una cama y en cuidados intensivos, sino violentamente abandonado, desnudo y que como grita el centurión (un soldado, mercenario, pagano e ignorante) situado de frente al pie de la Cruz: en verdad ese era el hijo de Dios (Mc 15,39), el resucitado, el anastasein (puesto en píe, Mt 27.53), el que se nos hizo visible (1 Cpr 15.8). no un fantasma ni zombi viviente. Esto quiere decir que el cambio vital viene de integrar y aceptar el sufrimiento e incoherencias personales, sociales y eclesiales, como sentido de vida y eso nos abre a nuevas síntesis, donde experimentamos la experiencia viviente de Jesús como una realidad que afirma “él lo hizo de verdad”.

Hay cristianos que han cometido aberraciones, pero en el proceso se han vuelto grandes, porque en esa crucifixión, resucitaron y vino el mesianismo o cambio y ahí vivieron la Pascua de Jesús.  Negarlo es afirmar cosas como “todo sacerdote es pederasta por eso ya no voy” y te quedas en el pesimismo de la crucifixión; Cantar a pecho: “desde que estoy junto a ti la vida es como andar entre la espuma”, o posturas espiritualoides como la consigna: “somos elegidos por Dios para ser fraternos y solidarios” pero sin concreciones verificables. Eso es vivir falsas resurrecciones en la apariencia, viviendo en el autoengaño, la falta de crítica y complacencia.  Por eso, la síntesis mesiánico-crucificada-resucitada es: “Señor, no soy digno de que vengas a mi, pero una palabra tuya bastará para sanarme”; es decir, reconozco que soy muy limitado/a, pero transformado/a y eso me hace entender lo que soy hoy. Y sin pena, como resucitado en la vida, los comentarios docetas me hacen crecer, porque el resucitado nos hace decir como la cantante Lucero agobiada por periodistas sin escrúpulos en el teatro San Rafael de la ciudad de México en agosto de 2003: “Y”, expresión que dice todo y más.

Miguel Angel Caravaggio (1570-1610), es un gran pintor, puedo decir, es el barroco en pintura. Era promiscuo, alcoholico, sus modelos son gente del pueblo con la que convive y son sus modelos que le dan un gran realismo.  En el encuentro del Resucitado con Tomás, le jala la mano para que meta hasta lo más profundo sus dedos.  Hasta el fondo de las heridas. ¿Duele!.  Y el pobre con cara de golpeado por la vida tiene una expresión de sorpresa e incredulidad.  Jesús le grita: ¡No seas incédulo, cree!

martes, 28 de marzo de 2023

La Aristofobia: el odio a los mejores, la debacle institucional eclesial.

José Ortega y Gasset es uno de los grandes pensadores en español.  En su libro “La España Invertebrada” acuña el término “aristofobia” que es el odio, el temor que en especial los españoles y muchos hispanófilos han desarrollado de forma tradicional contra los mejores, aquellos que, en teoría, deberían tener un papel sobresaliente en nuestra sociedad.

El libro, publicado en 1921, analiza la crisis social y política de la España de su tiempo, en muchos sentidos similar a la contemporánea, y de manera correlativa en Hispanoamérica, culpando de la “invertebración” o falta de una columna que sostenga a separatismos, regionalismos y subjetivismos exacerbados. Ortega denuncia la falta en la cultura hispana de una minoría dirigente e ilustrada capaz de tomar decisiones con eficacia. Es lo que él llama la “aristofobia”, un fenómeno propiamente hispano que intentará responder el porqué de su existencia y su ausencia en otras culturas paralelas como la sajona u oriental. Esto sin decir mejores, sino diferentes y que es necesario caracterizar para crecer.


Parroquia de Guadalupe, Madrid (1964)

Dice Ortega: “Por una extraña y trágica perversión del instinto” el pueblo español detesta a todo hombre ejemplar, o, al menos, está ciego para sus cualidades. En todo caso, prosigue, si se deja conmover por alguien suele ser por algún hombre “ruin e inferior que se pone al servicio de los instintos multitudinarios”. La aristofobia es una de las causantes de “la mortal enfermedad padecida por nuestro pueblo”. Tras mirar los diagnósticos con respecto al denominado “problema de España”, Ortega opina que “la ausencia de los mejores, o, al menos su escasez, actúa sobre toda nuestra historia y ha impedido que seamos nunca una nación suficientemente normal, como lo han sido las demás nacidas de parejas condiciones”.

Esta ausencia del liderazgo de los mejores ha creado en la masa, y es en este mismo instante cuando el pensador introduce por primera este término, que luego desarrollaría en ‘La rebelión de las masas’, una ceguera que le impide hacer distinción alguna entre el ‘hombre mejor’ y el ‘hombre peor’, «de suerte que cuando en nuestra tierra aparecen individuos privilegiados, la masa no sabe aprovecharlos y a menudo los aniquila». Ortega concluye señalando el peligro de que un pueblo “por una perversión de sus afectos», se dé en odiar a todos aquellos individuos ejemplares, por el mero hecho de serlo, causando la irremediable degeneración de esa nación. España es «un lamentable ejemplo de esta perversión» antes descrita.


Nave de la Iglesia de San Pedro, Abadía de Cluny, siglo XI, la más importante de la Alta Edad Media, atravesada por una calle hecha por los revolucionarios en 1789.

Hasta aquí Ortega, pero la lectura de su obra casi diez años después de dejar la participación activa en la institución eclesial, me hizo entenderla históricamente.  La Iglesia mexicana fue configurada por españoles y en el siglo XX, siempre vio como ejemplar el pensamiento y cultura hispano. Un ejemplo es el sueño hispanófilo de Marcial Maciel, icono de la crisis eclesial mexicana.  En efecto, hubo gente muy notable, pero esta lacra cultural se nos pegó sin querer.  Por ejemplo, el Superior General Jesús M. Padilla decía en los años 60, “vamos por la reconquista de España” y puso como cabeza de playa una enorme parroquia con diseño vanguardista dedicada a la Virgen de Guadalupe y casas en Calahorra, Córdoba, Zaragoza y dos intentos de noviciado. Ingresaron algunos españoles, los cuales fueron tratados como flores preciosas al interior de la institución, en general de nivel sociocultural bajo.  Pero con la debacle del catolicismo a la muerte de Franco, la versión española entró en crisis y los pocos que permanecieron se trasladaron a América.


Iglesia de Nuestra Señora de la Soledad, San José del Altillo, icono de la reforma liturgica previa al Concilio, vanguardia cultural y eclesial (1959)

Estos sujetos, en una cultura hispanofilica eran tratados como geniales. Nunca se inculturaron a estas tierras y si lo hicieron fue deplorable por su pobre nivel. Podría citar muchos casos.  Solo pondré algunos.   Iban a Chiapas y felices de disfrazarse de indígenas o tomar fotos con los niños del lugar para sus amistades peninsulares. La rica cultura originaria era vista solamente como curiosidad y artesanía.  Una fiesta de Cristo Rey nos pide uno que no cantemos “Que viva Cristo Rey” porque era canto franquista, ajeno de lo que fue la Cristiada en México. Lo mandamos a volar.  Odiaban los altares de muertos porque era brujería e idolatría, esto dicho en pleno siglo XX y embarrarse de cultura en la Universidad de Comillas.  El colmo, uno que llegó a provincial comenta en la comida “joder, que feos sois vosotros, hoy subí al metro y lo comprobé”. Gente con don de trato pero ignorantes y xenofóbicos.

Yo me fui desilusionando y dándome cuenta de eso comenté particularmente a un compañero que en las siguientes elecciones, solo pusiéramos a uno de ellos y tomé distancia de ellos por considerar que no tenían conocimiento ni apertura al punto que dijo: “Cómo quieres que hable de Conchita si ni yo la entiendo”.  Y lo que hice particular se volvió chisme y me volví en antihispanista, cosa que no es verdad y viví su marginación.

Hoy me doy cuenta de que en buena parte la debacle de la institución es parte de eso.  Quien disiente de ellos se le aplica la aristofobia y se le sicologiza con frases “es bueno, pero ese no es un problema”; “es un genio, pero está loco, debería ser internado”, etc.  En estos quince años hemos visto partir a un Superior General, personajes valiosos hoy en la transformación del país, que fueron promovidos por una generación de apertura y bloqueados por su oportunismo. Además, ver morir sujetos excepcionales marginados como Juan Molina. Son incapaces de liderear un proyecto de significancia social y eclesial, en fin no dejan de ser como dijo un amigo “los tontos misioneros de la buena onda”.   Me da lástima.  Hoy los comprendo mejor y veo con pena que no tienen con que salir adelante históricamente.  Ni hablar hoy Cluny, la abadía más representativa del siglo X, son ruinas y pasa una carretera en medio de ella.  Lo mismo pasará con el Altillo el más representativo de sus monumentos irremediablemente. Y lo comparto por su falta de autocrítica y porque históricamente tiene que quedar plasmado.


Abba Pambo Juan (1950-2013)


En épocas de transición cultural en la iglesia surgen personajes que son puente y aunque son pocos, en un océano de descomposición surgen luminosos.  Tal fue el caso de los padres de la iglesia, que hoy recuperamos, pues ser de transición fu su signo y nos iluminan hoy.

Abba Pambo, vivió en el siglo IV, era discípulo de San Antonio Abad, se retiró al desierto de Nitria y era reconocido por su sabiduría, austeridad y vivía en un lugar muy apartado, a donde iban a consultarlo por su gran sabiduría y capacidad para resolver casos personales muy difíciles que se daban en el cambio de institucionalización de la iglesia.  Murió en el año de 375.

Juan Molina era un citadino de clase media acomodada, estudió en la Universidad la Salle la preparatoria, le gustaba la gimnasia olímpica, cuando conoció la gran personalidad de Eugenio Sánchez, un hombre de fuerte personalidad, espiritual, que imponía por su calidez, quizá con el único defecto de que le gustaba vivir muy bien.  Entró al noviciado de los Misioneros del Espíritu Santo en Tlalpan y sus primeros años, como él me decía, los vivió en la frivolidad, hasta que entendió lo que era la radicalidad evangélica en el filosofado que hizo en Guadalajara.  A partir de entonces se impuso un estilo de vida que nunca cambio: austero, sencillo y sin poses que a todos nos impresionó.  Asimismo comenzó la filosofía que le ayudó a ser profundamente reflexivo, lo cual lo acompañaba con un café de calidad y en grandes ocasiones con un habano o un mezcal, que eran sus únicos y raros lujos.  Siempre haciendo la pregunta acuciosa, cuestionante, contorsionando las manos, que los que le conocieron recuerdan.

Así sirvió a los jóvenes en CUVIC, hizo sus estudios teológicos en el Instituto de Teología de la Arquidiócesis de México.  Pero lo suyo fue la antropología, sociología y sicología.  Sus reflexiones, para los que lo compartimos nos marcaron la vida a una generación.

Recién ordenado, fue destinado al recién inaugurado Noviciado de Querétaro y fue en 1982 con 32 años el encargado del Postulantado.  Ahí lo conocí. Imponía su radicalidad, su buen humor y el estar siempre pensativo.  A los fragiluchos nos generaba temor y admiración y nerviosismo cuando estaba junto a uno sin saber de qué hablar.  Además, tenía heterocromía, un iris verde y el otro café que imponía aún más.  Pasamos al noviciado en un momento de definición en el que con el equipo formador impuso un estilo radical y novedoso para los jóvenes que ingresaron buscando el seguimiento de Jesús y que muchos que tenían más “boca-ción” que vocación y no soportaron ese ritmo.  De una fortaleza impresionante, me decía: “el deporte es el mejor discernidor vocacional”.  Gustaba jugar futbol y ahí veía la mezquindad, solidaridad, esfuerzo por salir adelante, o el no interés por jugar, que para él era reflejo de actitud vital.

En 1988 fue nombrado rector del filosofado y tantos años marcaron a muchos religiosos con su estilo y manera de pensar. Ahí supe lo que es tener una figura paterna espiritual. Nos enseñó a amar a los pobres, la familia, la iglesia latinoamericana, el valor comunitario, la rectitud, el seguimiento de Jesús, como él decía: “ser propuesta” para los demás.  De ese momento recuerdo que un mediodía teníamos deporte y yo antes de ir a la cancha pasé al refrigerador a hacerme una torta de queso.  Cuando cerré la puerta con torta mordiendo me encontró y moría de la vergüenza y me daba hombre muerto. Cuando me dijo contra lo que esperaba: “Siéntete familia, siéntete en casa, esta es la tuya, no eres un arrimado, tienes hambre, come”.  Esas palabras marcaron mi estancia en la Congregación y más efectivas que otras cosas. En otra ocasión fuimos a una ordenación y se sentó a leer el periódico en una banca en la puerta, viendo de reojo como íbamos vestido.  En eso uno pasó con los tenis sucios, pero recientemente elegante fue a una boda familiar. Le dijo: “Cómo se ve que esta no es tu fiesta, ve, cámbiate y regresas”. El otro dijo: “me dejarán”. Respondió: “no importa, pero ahí te quiero ver bien arreglado, la pobreza no es miseria ni fodonguez, sino dignidad”.

Pasaron los años y fue nombrado consejero de la Provincia, pero más que gobernante, su fama como la de Abba Pambo era el ser consejero de situaciones existenciales difíciles.  El me compartía: “no estoy aquí para mandar, sino para ser puente entre tendencias para salir adelante”. Yo veía cómo llegaban a hablar con él jóvenes y padres mayores, salían adelante y otros abandonaban la Congregación.  Yo le decía: “Abba Pambo, eres como San Judas Tadeo, te mandan casos desesperados”. El solo levantaba los hombros.

El, junto con otros nos enseñó a ser frontera, cosas que hizo muy bien.  Podía estar con las personas más tradicionales y conservadoras de la iglesia y ser cordial con sinceridad, pero lo suyo era la iglesia popular, el pobre, pero no para foto, sino como él decía: “los pobres no son artesanías para tomarte fotos, son gentes que debes decir, estas y estos son mis amigos de nombre y apellido, no un ente abstracto”. Por el compartí a Monseñor Romero, a Don Samuel Ruiz, a los zapatistas, la UPREZ de Iztapalapa.  Siempre me impulso y decía: “los movimientos sociales no son químicamente puros, no los entenderán, pero es de Dios, es la frontera para el futuro, ahí tenemos que estar”. “En la iglesia no somos los puros, sino los maltratados que queremos ser signos y así aceptar a los demás, no marginarlos”. Muchas anécdotas.

Fue a Tlapa, donde es la plenitud de su vida, ya mayor, compartiendo con los más vulnerables, se conmovió con Ayotzinapa, hasta allá llevaban a Pambo los casos difíciles, pues no le gustaba venir a la ciudad, y pocos le sostuvieron la radicalidad de vida ahí. Luego lo enviaron a atender la Institución Rougier a atender clérigos que necesitaban restaurar su persona por distintas situaciones existenciales graves, tan oculto e importante el trabajo que un obispo dijo: “Si los Misioneros desaparecieran, por esa obra justifican su existencia”.  Para ellos yo oía frases como esta: “nadie te juzga por tus hechos, tienes que rehacerte como persona antes y luego servir al reino, si no no serviras”.  Muchos sacerdotes agradecidos lo recuerdan entrañablemente.

Siguió al máximo hasta que el corazón se detuvo, agarrándolo con la mano por la pasión y el dolor, dejando a su congregación sumergida en una profunda crisis. Varios seguimos su funeral por TIC y definitivamente es un modelo para seguir. Como dijera un compañero: “Pues hasta para los conservas de las misas gregorianas tuvo y tiene Juan, él no se limitaba ni a Tlapa, ni a la casa Provincial, ni a Cruces ni a la Institución Rougier, ni a la calle, ni a Acteal; él fue libre y auténtico. Estos, ojalá y aprovecharán su conservadurismo y buenos oficios en Roma y, en unos años lo introdujeran como causa. Me cae que sí es atractivo para el seguimiento... Uno como Juan salva incluyendo a toda la Institución. Y en relación con la celebración, creo que por un lado estuvo muy asertiva y emotiva, pero creo que careció de profundidad en el tema del seguimiento y fidelidad al proyecto del reino; el auditorio clerical se prestaba muy bien para eso. Ojalá y aprovechen para hacer una autocrítica teniendo como espejo la autoridad provincial que tuvo Juan”.

Una tarde de improviso en Guadalajara me dijo a bocajarro por mis constantes preguntas sobre el sacerdocio: “porqué no te decides a vivir el sacerdocio existencial” y se retiró.  La pregunta a 35 años sigue, hoy puedo decir con Hebreos : “Tenemos un gran sacerdote al frente de la casa de Dios” (4,14), pues “nos ha abierto caminos nuevos y vivientes” (10,20), así que “corramos con perseverancia” (12,21) hacia la luz en medio de tantas tinieblas.


lunes, 16 de enero de 2023

 

Tú eres sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec

25 años formales de búsqueda

(Salmo 110,4; luego Hebreos 5,6)


 

El o la ministro de lo sagrado en todas las culturas ha jugado un papel muy importante y en su configuración han jugado papeles que podríamos llamar existenciales por un lado, o de poder sagrado o hierático por el otro. Aunque es to es simple se puede representar a Dios al estilo egipcio con oro, voz solemne, separado de todos y alegando el poder de Dios; simbólicamente con una fanfarria de Verdi de la marcha triunfal de Aida: “gloria al eterno vencedor del Egipto inmortal”; o más sencillamente como Isaías o las tribus israelitas, como un servicio de consuelo, manos que ayudan y se hacen presentes en los momentos difíciles. Esto existencialmente me invoca al Tatik Samuel a quien traté, conocí y amé.  Obviamente el segundo modelo luce menos, pero es más gratificante. El primero a gente insegura lo hace sentirse bien y se vuelve en una especie de mago que da certeza ante la pobreza de personalidad.

En la llamada Carta a los Hebreos, un discurso en un magnífico griego, escrito tardíamente, se retoma la situación y podemos decir que el modelo egipcio por más marchas triunfales de Aida no alcanza un gramo de salvación, en cambio con Jesús, de un modo creíble, porque implicó su vida y persona en la atención hasta el limite de las necesidades es el único Sacerdote para la humanidad. Y lo compara con el Salmo 110 que dice eso porque es del tipo de Melquisedec, es decir, de un origen único y desconocido por la gente.

A lo largo de la historia del cristianismo, esto no ha sido muy escuchado, pero ha tenido sus luces. En Europa para enfrentar la crisis del protestantismo que rechazaba el modelo digamos egipcio, afirmando Lutero también desde Hebreos dice que en Jesús todos somos sacerdotes, tanto hombres como mujeres y que el presbítero no es necesario. El catolicismo lo negó, pero sin releer Hebreos planteó un modelo digamos “jesuita”: serio, adusto, vestido de negro con sencillez, culto y preparado intelectualmente; especialista en la palabra y la Biblia y celebrante del sacramento.  Estos lideres socio-religiosas preservaron la cultura y como funcionarios de las distintas coronas europeas fueron sus líderes sociales, algunos hasta el siglo XX. 

Con los procesos secularizadores iniciados desde el siglo XVIII, agudizados en el siglo XIX, en crisis en el XX y con señalado rechazo en el XXI, marcaron el desplazamiento del presbítero a lo espiritual sacándolo de la plaza pública, pero como en su configuración eso no estaba en su mentalidad, lo descarrilaron y posterior a la Segunda Guerra esto se agudizó. Para mi su fin es icónicamente la imagen del “Padrecito” de Cantinflas (1964), donde el padre Sebastián, cómicamente intentando ser moderno, “buena onda” e innovador, se contrapone ai padre Damián, de viejo cuño, sin dinero (eterna crisis del cura contemporáneo que no sabe manejarlo), pero éticamente impecable.



Es en ese contexto donde a partir de 1977 formalmente me plantee ser ministro de lo sagrado.  Conocí el hieratismo del Opus Dei, pero por motivos diversos no encajé; pero la revolución mental me la dio el movimiento eclesial de Puebla en 1979, conocí a los Misioneros del Espíritu Santo que se abrieron a la inquietud diríamos existencial; por ellos traté a Don Samuel Ruiz y surgió un grupo que fuimos impulsados por la institución en esa época por construir un ministerio más existencial, pero algunos se asustaron, un sector cerró las puertas y con motivos diversos obligaron a casi todos a dejarlos.

Hoy con serenidad veo que los Misioneros del Espíritu Santo después de un breve período de apertura se volvieron una imagen cómica y contradictoria. Amables, con un discurso empático y “buena onda” intentando ser modernos, pero con prácticas contradictorias, preservando y consumiendo rápidamente lo poco que tienen y les queda, lejos de ser críticos o buscar renovar e innovar, hacen valoraciones sicologizantes, se vuelven torpes y rígidos en los hechos, lejanos de cualquier autocrítica y descalificando a cualquiera de donde venga. En los hechos ni acompañan ni son solidarios, su discurso es vacío, en síntesis, insignificantes socio-religiosamente y condenados a la desaparición en una erosión veloz. No es consuelo alguno tampoco que muchos sectores eclesiales estén igual.  

Por los motivos que sean, no es, ni será mi espacio, pero si soy creyente, sigo amando a la iglesia y mantengo mi fe en Jesucristo. Teológicamente sigo siendo ministro sacerdotal desde el 17 de enero de 1988 con carácter, es decir de modo irrenunciable.  Veinticinco años ya y sin la mínima duda de mi búsqueda, tratando de ser lo menos imperfecto, en otros contextos, pero con claridad de que lo que recibí y haré seguirá siendo como Hebreos 5. Ministerio sacerdotal, de otra manera, nueva y diferente, sencilla y sin ruido, al estilo de Melquisedec. Pero también que en el modo clásico institucional y público al estilo del padre Sebastián de Cantinflas, ni me veo ni me veré jamás como dice: “Estoy aquí porque no estoy en ninguna parte”. Que así se vivan ellos, yo no.

A 25 años me da vida seguir estando presente en la vida de los que públicamente traté y me trataron que nos envejecemos y seguirmos queriendo y en el desarrollo de la defensa de los derechos de niñas, niños y adolescentes que es un tema apasionante.

lunes, 11 de julio de 2022

La banda sonora de nuestras vidas- El concierto de Aranjuez

 


En la cultura mediática que vivimos y sobre todo, hasta donde sé, desde Wagner. la música se ha vuelto en un elemento fundamental que se vincula a experiencias, sentimientos, personas de la vida, no es que antes no sucediera, pero hoy eso es vivido con más intensidad.  En el cine se le llama banda sonora a la música incidental que acompaña una secuencia y que trata de darle fuerza al mensaje que se quiere transmitir.  Así hay música para el suspenso, la alegría, la exaltación y un largo etcétera.

Soy un amante de la música, y varias veces he hecho este ejercicio: ¿Cómo musicalizaría ese momento que viví? ¿Cuáles piezas estarían en la banda sonora de mi vida? No pretendo abrumarlos, pero si quisiera compartir dos momentos.

Mi madre, María Esther, que murió en 1990, desde muy joven amaba el concierto para violín y orquesta de Tchaikovsy, opus 35, el cual le gustaba poner mientras hacía sus actividades domésticas.  Siendo soltera, me decía que sus hermanas y mi abuelo le decían: “ya quita esas tripas de gato y chillidos”. Como fui creciendo, oír las escalas de ese concierto me evocaban a mi madre.  Cuando le detectan cáncer y los dolores eran tan intensos, tuve una idea, obvio el disco de 33 rpm en vinil estaba muy maltratado, pero conseguí en la librería Gandhi una versión en CD y en mi grabadora se lo ponía, y eso la relajaba, cuando ya ni la morfina calmaba su dolor.  Cuando se terminaba me decía: “vuelve a ponerlo”. Así que hoy cada que se programa el concierto me gusta repetir la experiencia, evocando mis memorias maternas, de tal modo que para mi, este concierto es un sacramento de mi madre.

En la otra parte, mi padre Luis, me legó dos cosas: los placeres por la historia y por la música de concierto. Desde muy pequeño nos llevaba a mi y a mi hermana al palacio de  Bellas Artes a escuchar a los Solistas de Zagreb, al arpista Nicanor Zabaleta o Narciso Yepes. 

Cuando tuvimos la oportunidad de ir a ver a Narciso Yepes, mi papá me regaló después un disco donde tocaba el concierto de Aranjuez y la Fantasía para un gentil hombre, de la casa discográfica Deutche Gramaphone.  Personalmente el concierto de Aranjuez era algo muy ordinario y con poca fuerza para llamar mi atención pues evocaba  en mí más los comerciales de  muebles de los Hermanos Vázquez y sus locutores promoviendo colchones y salas, o algunas versiones pop del Adagio como las insufribles para mi de Il Divo con  "Aranjuez mon amour“.


Este pasado 9 de julio después de 29 meses de no poder venir por la sindemia del COVID 19, inició la temporada de verano de la Sinfónica de Minería. El programa se titulaba "Odisea Fantástica“, y el solista era un gran guitarrista español, Pablo Sainz Villegas.  Venía nervioso porque en el camino y en el lugar, evocaba con nostalgia a antiguos amigos, maestros y momentos de mis tiempos del doctorado en la UNAM.  El programa con buena parte de música española no me entusiasmaba mucho. Personalmente tengo algo no solucionado con tres religiosos españoles un tanto de patanes, ignorantes y pretenciosos, que me son entrañablemente aborrecibles y que provocaban en mí una hispanofobia visceral, aunque intelectualmente como historiador valoro las raíces culturales de esa parte.

El maestro Carlos Miguel Prieto comenzó diciendo que volver a la sala Nezahualcóyotl al inaugurar la temporada era motivo de gran festejo y alegría, pero al mismo tiempo de evocación y nostalgia por los que ya no estuvieron para este inicio. Coincidí con él, pues reflejaba lo que sentía. La primera parte interpretaron "Iberia“ de Debussy, que me provocó somnolencia.  Pero se presenta el solista Pablo Sainz Villegas y toma el micrófono y ahí comenzó la epifanía.

Más o menos dijo que el Concierto de Aranjuez es uno de los elementos identitarios de la cultura española. Compuesto en un contexto de guerra (la Civil Española y la Segunda Mundial), el concierto d es, como toda la música, un punto de encuentro con un mensaje: humanizar y recordar a quien lo escucha que siempre hay algo más allá del dolor.

Joaquín Rodrigo lo escribió en 1939, en el exilio en París, con la incertidumbre de lo que sería España y al perder a su hijo.  Lo que musicalmente describe lo hace un autor ciego, pues lo era desde los 5 años a causa de la difteria.  Todo lo hace a partir de las sensuales, diría sensitivas descripciones que le hace su esposa Victoria Kamhi, nacida en Estambul.

El primer movimiento es un Alegro con Spirito, que es un homenaje al cante flamenco.  Inicia con un rítmico zapateado y dice el maestro Sainz que este es una expresión de fuerza y destreza, es un homenaje a la tierra, al ritmo, a la herencia, a la historia, a la influencia árabe, hispana, africana y a nuestras raíces por supuesto, que se mantienen vivas a través del mestizaje de su gente y nuestra cultura. Con fuerza nos plantamos en la vida y la historia zapateando.

Luego dijo que el tercer movimiento Alegro Gentile, está inspirado en el palacio real de Aranjuez y sus jardines, construidos en el estilo del "buen gusto", mal llamado neoclásico, renacentista o rococó, donde se evoca la ligereza, el aire, el salto, presente también en la danza que busca elevarse con movimientos ligeros. Y que expresa ese deseo del ser humano por trascender.  Quien me viera vería que hasta aquí tenía la boca abierta de asombro.

Finalmente, al hablar sobre el famoso adagio, dijo el maestro Pablo que en el cante flamenco, cuando entra el cantaor, se para el zapateo y la danza, para escuchar en silencio el gozo, la tristeza, el dolor profundo de lo humano. Y que el compositor Joaquín Rodrigo expresa con la guitarra su pérdida por la muerte de su niño recién nacido.  Grita de dolor, pero al final la orquesta que representa la voz de Dios le invita a integrarla entre la historia y la aspiración a la trascendencia resucitando a su bebe, donde en un diálogo esta aceptación por la pérdida se ve representada.

Nos invitaba finalmente el solista a que disfrutáramos el concierto, sabiendo que hemos perdido mucho, a muchos y que hiciéramos la catarsis para evocar lo que hemos perdido en este par de años de la sindemia de COVID.  La verdad Aranjuez lo vi y sentí con otros ojos, siendo un ejercicio para facilitar asumir las pérdidas de amigos y amigas, familiares, mi padre, tragedias personales, eclesiales y sociales, terminando con una sensación de exaltación.

Pero la cosa no paró ahí. Vino el esperado Encore, y el maestro Pablo Sainz nos dice que interpretará “Recuerdos de la Alhambra” de Francisco de Tárrega, pero nos pide lo oigamos de una manera diferente, evocando a las personas que perdimos, las condiciones de salud que perdimos y lo que cambió en nuestras vidas, haciendo con ello una catarsis. Nos pidió que el final no aplaudiéramos. Que nos quedáramos en silencio y nos retiráramos al intermedio así llenando el silencio de sentimiento, cosa que a algunos les costó, pero los minutos que duró la interpretación, yo no paré de llorar y así pasé largo rato sanando el pasado y las pérdidas, dándome cuenta que no me había permitido hacerlo bien en estos meses. 

Ya me extendí pero quiero terminar compartiendo lo que en una entrevista reciente dice el maestro Pablo Sainz Villegas:

Mi intención cuando interpreto la música es dar esperanza, recordar a las personas que tienen esa parte sensible y vulnerable dentro en la que todos nos encontramos; esa parte que todos sufrimos, pero que más allá de ese sufrimiento hay un lugar de encuentro, de paz y de reconciliación, de seguir viviendo. Mi intención es humanizar a través de la música y cuidar que las personas vean reflejada esa humanidad en cada uno de nosotros, y que desde ahí generemos cada uno el cambio en ese entorno.

La misma razón por la que (el concierto de Aranjuez) se ha hecho uno de los conciertos más universales escritos jamás en música clásica: por esa universalidad que el maestro Joaquín Rodrigo supo poner en cada nota, una honesta vulnerabilidad de sus emociones transmutada en sonido. Todos los grandes compositores de la historia, y esas grandes melodías y piezas que han trascendido el tiempo para convertirse en universales, tienen ese elemento común que las define: esa vulnerabilidad del ser humano por conectarse con esa parte más sensible de su ser. Y en esa honestidad y esa vulnerabilidad encuentran el el poder inmenso creativo de la composición, de hacer algo memorable, trascendental, divino. Y el Concierto de Aranjuez maneja como pocas obras ese viaje emocional de la reconciliación del dolor en aceptación. Y eso es algo universal. Todos los seres humanos sabemos lo que es la alegría y la tristeza. Y cuando además en una pieza nos muestra ese viaje emocional de ese dolor tan profundo del maestro Joaquín Rodrigo y su esposa de haber perdido a un hijo, en esa conversación con la orquesta como voz divina, en esa plegaria y en esa oración del segundo movimiento entre lo humano y lo divino, ahí es donde el maestro supo expresar esa vulnerabilidad de su dolor y sus emociones, plasmarlo de manera honesta, y, al hacerlo, conseguir una liberación y una aceptación de ese dolor. Y para mí eso es lo que lo hace universal y eso es lo que a todos los seres humanos que escuchan esta pieza, independientemente de su contexto cultural, político y social, económico, les dice algo que es universal, ancestral, y que les comunica con esa parte tan profunda y tan vulnerable del ser humano. Cuando lo escuché de niño, con esa emoción sincera, honesta y esa vulnerabilidad, me conectaba con ese lugar; creo que a todos los seres humanos que escuchan este concierto los lleva a ese lugar único. En el primer y tercer movimiento, también la música española. El maestro Joaquín Rodrigo celebra la pasión flamenca en el primer movimiento; y la música folclórica en el tercero abraza ese momento emocional del segundo movimiento, con música alegre. Eso hace que al final sea como la vida misma.  (https://www.milenio.com/cultura/pablo-sainz-villegas-concierto-aranjuez-banda-sonora-vida)



martes, 8 de marzo de 2022

Encuentros y desencuentros feministas


Hoy es 8 de marzo, día internacional de la mujer.

Esta conmemoración genera en mí sentimientos encontrados. Por una parte reconocer la importancia que tienen ellas en la conformación de lo que soy, las excelentes compañeras de vida y de proyectos. La lista es grande, muy grande que apabulla por su luminosidad de modo sincero y claro.  lluvia de estrellas.

Pero como varón rechazo la "buenaondita" de muchos que sin la menor crítica se suman a felicitar (aberrante) o a hacer suyas algunas expresiones que definitivamente no podemos aceptar. Solo señalaré las violentas, que para mi son formas de machismo introyectado y que he padecido.

El espacio donde me declaro afectado por la androginia (odio a los varones) es en el mundo académico y laboral.  Jamás dejaré de señalar al departamento de Historia de la Ibero, donde la directora y su séquito de amazonas impusieron su ideología y hoy tienen ese espacio convertido en gineceo académico que no aporta nada ni a la ciencia histórica, ni a la sociedad.  Otro es el Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM, sumergido en un marasmo similar por grupos feministas que se autoreciclan, amafian y no aportan como señalé tampoco nada. 

Luego los movimientos violentos feministas que en marzo de 2021 destruyeron la estación por donde accedo con dificultad para mi casa y que apenas la rehabilitaron, esperando que este año no quede hecha polvo en nombre de ellas. O la vez que invadieron los pasillos del metro con su absurda "mercadita" y que provocaron que con mi dificultad visual cayera de bruces sobre su mercancía.  Las odié y las sigo odiando porque representan violencia que en el estilo en qué lo ejercen es machismo.

¿Sirven de algo esas provocaciones? No creo, porque destruyendo, quemando, golpeando mujeres policías no han bajado una décima los índices de la violencia contra ellas.  Siguen aumentando las cifras de 3 niñas y adolescentes desaparecidas diarias y de 9 feminicidios diarios en México. Y el lugar donde se da eso es en la casa y la familia.

Ahi es donde debemos acabar con la violencia contra la mujer, en la familia y el hogar, donde el machismo es ejercido por el patriarcado y el matriarcado que es donde de verdad tienen que caer.  También nunca he visto a ningún colectivo feminista ir a Tlaxcala a quemar los prostíbulos ni casas de los grandes tratantes de mujeres, donde en un estado tan pequeño 48 municipios estén involucrados en ese comercio inhumano y no veo que se vaya a acabar. 

¡Viva el genio de la mujer! ¡ Muera el bestialismo feminista! ¡Abajo el patriarcado-matriarcado cultural!

miércoles, 12 de enero de 2022

Violencias demoniacas: se hizo el silencio

 

Se hizo el silencio


Luis Arturo García Dávalos


En una sociedad adultocéntrica, es decir aquella donde los adultos están acostumbrados a definir, decidir y opinar sobre el sentido y destino de la vida de los demás sin tomar en cuenta al que consideran menor ya sea de edad, social o cultural, se generan formas de comunicación indirecta, de reserva o de control de información, bajo la premisa de que “tú no estas capacitado/a para esto”, “esto no lo entiendes”, “son temas para grandes”, “son cosas que no te importan o no te incumben”. Y así se generan unas codependencias relacionales y afectivas que son enfermizas, no ayudan al crecimiento del otro, generan baja autoestima e inseguridad ante la vida.

Además si sumamos a lo anterior, el patriarcalismo, es decir donde el eje del grupo familiar, laboral, y social es el varón o su derivado por ausencia la madre, tenemos un paquete que incluso sacralizamos en la figura del jefe, presidente, papa o mamá como “ser de luz”, cuando lo único que provocan es que nos electrocutemos psicológica y sentimentalmente como personas, empresa y nación.

En mi experiencia personal estas formas de violencia las he vivido y padecido, ha sido un largo proceso de comprensión, asumirlo y ver también cómo en el ejercicio del poder y la autoridad lo he introyectado, ejercido y ver cómo he lastimado a muchas y muchos.

Si revisamos las escalas de violencia que marca 25 niveles, encuentro que la violencia que he ejercido y han ejercido en mí se ubica en  los primeros ocho niveles. Los presento con ejemplos vividos por mí.

1 Bromas hirientes:  El primer nivel, que consiste en chistes sobre la persona donde yo he resentido expresiones como voz de niña, cuco, nerd, cerebrito, gordito, cuatro ojos, o en mis hermanos expresiones como negro, bruja, cabezón y cosas que hacían reír a los demás, pero al que la sufría lo hacia reír de amarillo y lo peor era que era festejado por el entorno familiar sin saber cuánto daño hicieron.

2 Chantajear: Una forma muy hecha sobre todo en los ambientes femeninos familiares: “no me visitas”, “no me vas a dar cariño”, “ya no me quieres”. “yo que me desgasté por ti y así me correspondes”, “con esto que haces parece que me echas en cara mi esfuerzo” y otras formas de violencia de ese tipo. La figura dominante se vuelve controlante de personas, tiempos y actividades.  Quiere tener a todos en torno a ella o él para no sentirse abandonada o que pierde poder. Se finje enferma, pero apenas salen los familiares anda como si nada.

3 Mentir / Engañar: Aquí hay todo un mundo de actitudes. Las que yo señalo son: “no le digas a nadie pero…”, “yo no dije nada, ¿Cuándo?”, “es bien sabido que”, “yooo cuando lo dije”, “ya fui”, “yo no fui”, “que nadie lo sepa o te mueres”, “te lo cuento pero no le digas a nadie”. Incluye moverse subrepticiamente haciendo cosas evitando que se enteren los demás por la inseguridad ante una posible crítica como salió de viaje pero nadie sabe donde anda, se operó o tiene problemas de salud y ni te enteras, es decir violenta a las y los demás con su estilo de vida misterioso.

4 Ignorar: Esta es la reina de las formas de violencia familiar, pasa por expresiones como “no estoy para nadie”; tengo cuatro teléfonos y no contesto ninguno; no te hablo porque estoy cansado/a;  dejo en visto los mensajes de redes sociales; te bloqueo de mis redes; dejo sonar el teléfono sin contestar, en pocas palabras es el dejar de comunicarse y hablar.  Esta forma es muy violenta porque a la víctima le  genera un nivel de ansiedad por no saber si la otra persona está bien, mal, enojada, enferma, es una escala de expectativas que es muy desgastante.  Genera gastritis, dolores de cabeza, insomnio y en casos más agudos depresión y ataques de ansiedad. Las víctimas de esta forma de violencia son adictos al omeprazol, ansiolíticos, tranquilizantes, analgésicos y un largo etc.  de medicinas.

5 Celar. Esta en mi experiencia es menos común, pero cuando se da es con expresions de “tu mi consentido/a”. “a ella la quiero más que a ti”, “claro tu hijo el consentido”. “Yo solo confio en fulanito en los otros tres nada”; “aquí todos me ignoran”.

6 Culpabilizar. Aquí caen expresiones.  “estoy enojada/o porque tu mismo provocaste esto”. Esto no lo viví mucho.

7 Descalificar.  Esta violencia no se dio en mi casa, pero era muy común en el ambiente sacerdotal y religioso. “es brillante, inteligente y muy capaz, pero ese no es su problema” y zas la descalificación. No confíes en el o ella porque es metiche, chismoso, encimoso. Es un genio, pero es un sociópata.

8 Ridiculizar / Ofender. Es un p…, con todas las letras que quieras complementarlo. 

Estos ocho demonios de la violencia familiar que quisiera llamarlos así, inspirándome en los padres del desierto, porque cuando somos poseídos por ellos no son entes autónomos con cuernos ni trinches, ni huelen a azufre. Un demonio en la antigüedad es una fuerza espiritual. Y si revisamos estos, muchas veces los utilizamos para protegernos de los demás o cuando sentimos baja autoestima.

Los padres del desierto decían que había que dominarlos, pues son fuerzas geniales, que bien orientadas nos pueden ayudar a construir relaciones que nutran al grupo social. Pero el primer paso para exorcizarlos o dominarlos es que les pongamos nombre.  Nosotros hemos nombrado ocho, pero pueden ser más.  El problema es que pocas veces nos gusta nombrarlos y preferimos vivir con ellos y acostumbrarnos a decir tonterías como “así soy yo”, “soy de carácter fuerte”, y otras formas de autoengaño. 

Y en un exigente examen hay que decir: soy hiriente con mis burlas y chistes; acostumbro chantajear a los demás par conseguir lo que quiero y me cuesta perder el control; miento e invento porque me cuesta ser confrontado ; soy un dragón de hielo con mi indiferencia protectora de mi fragilidad y me siento seguro en mi silencio y bloqueo; soy una perversa/o que me encanta celar para no perder el control afectivo y me siento seguro sin comunicar a nadie mis planes que son para mi solito/a; soy un irresponsable que no asumo mis errores y me victimizo y culpabilizo a mi mamá, papá, jefes y reparto culpas como mierda por la vida; siento que valgo tan poco que me vivo buscando los defectos de las y los demás para saber que soy mejor y no le reconozco a nadie ningún logro; soy maestro de la ironía y de la burla de los defectos y fragilidad de los demás para no sentirme mal.

Duele hacer lo anterior y duele que te lo hagan ver, pero es el primer paso.  El siguiente,  después de hacer esto es darse cuenta de qué tan arraigadas están esas formas en nosotros/as y dar pasos para superar esta y otras formas de violencia.  Y si es muy arraigada, pedir ayuda, no pasa nada.

En fin escribo esto porque en estos días que he tenido más contacto con la familia me han saltado estas reflexiones que dedico con cariño a mis hermanos, primos, tías y familiares, que a veces cuando hemos sido víctimas de la violencia nos distanciamos hasta la ruptura, el alejamiento, el saludo forzada, el dejarnos en visto, que no ayudan en nada y si destruyen en mucho.