jueves, 23 de julio de 2015

¿Justificándonos en la autenticidad, libertad o espontaneidad podemos escribir mal o estupideces? Horrores ortográficos

Es común encontrar trabajos, cartas,  recados, o abrir el Facebook, Twitter o Whatsapp y te encuentras con tantos errores de ortografía que cuesta trabajo leer, entender y creer que quien los escribió, haya cursado satisfactoriamente tercero de primaria. O que lo que estés revisando sea un texto de alguien con un grado universitario, incluso maestría o doctorano.
Y no es que pida que todo el mundo escriba como Pablo Neruda, Isabel Allende u Octavio Paz, pero de verdad es ofensivo encontrar perlas como: “aNteZ d kRiTiKarMe iNteNtA aCePtARme!!!” o peticiones como “haber cuando nos vemos”.

Aquí te dejamos los horrores que he encontrado más comúnmente en mi cotidianeidad del bellísimo mundo que es el habla castellana.

En base a/con base en 
Decir o escribir “en base a” es uno de los errores más comunes, y se comete a todos los niveles. Es muy común que incluso periodistas, acadeémicos y políticos, quienes en teoría deberían expresarse mejor, usen esta frase. 

Sin embargo, la expresión correcta es “con base en” y significa que estamos cimentando nuestros argumentos o creencias sobre una base empírica o teórica de gran solidez. Así, podemos decir: “con base en todas las veces que he presentado solicitud de trabajo, creo que ahí no me contratarán nunca”.

“Es de que...” 
Es muy evidente para alguien que nunca ponía atención en la gramática española o en sus clases básicas de español, caer en lo que se llama queísmo o dequeísmo.

El dequeísmo consiste en poner “de” antes del “que” de manera innecesaria:
-“Ay profesor, es de que se me fue la luz y ya no pude imprimir mi tarea”. 
-“Híjole comadre, es de que me quedaron mal con un pago y no tengo para lo de la tanda”. 
¿Se dan cuenta de que en ambos casos se puede suprimir el “de” y no se altera de ninguna forma el sentido de la frase? Evitemos el dequeísmo a toda costa. 

El dequeísmo también tiene su hermano gemelo malvado, que es el queísmo, y es suprimir el “de” cuando, de hecho, sí debería ir en la frase. Aquí un par de ejemplos. 
“Es que no llegué porque no vi que había mucho tráfico que hizo que el metro se tardara y que ya de plano vi que era muy tarde”… ¡Marean! Si como dice Quevedo: “Lo bueno brevemente dicho, dos veces bueno”

La solución que propongo es intentar revisar tu texto y borrar todos los “que” y después leerlo, verás cómo gana en elegancia.

“Me di cuenta que en Navidad trago como Niño Dios”.
“Me enteré que con tu marido trabaja una mujer rubia. Ella se llama…”.
En el primer caso, la frase correcta sería “Me di cuenta DE que en Navidad…” y en el segundo caso, “Me enteré DE que con tu marido…”.
 ¿Por qué? Porque te estás dando cuenta DE algo y porque te enteraste DE algo.  

Ay, hay, ahí 
Es muy común que se confunda entre "ay" y "hay", y un poco menos con "ahí", pero también pasa. ¿Por qué? En los primeros dos casos porque son homófonas.
Cuando solemos leer poco, tendemos a escribir palabras “como nos suenan” y esto es complicado cuando dos palabras suenan igual. Es entonces cuando cometemos sendas barbartidades.
Así es como vemos cada día horrores ortográficos como “hay, me duele el estómago” o “Ya no ay qué comer, mejor me mato”.

Recordemos que “ay”, sin hache, es una interjección que denota algo que nos duele o nos saca de onda: 
“¡Ay, se me olvidó la tarjeta del Metrobús”. 
Y "hay", que es la forma impersonal del verbo haber: “Hay personas que salen a la calle en Crocs, qué oso”.

“Habemos” 
¡TACHE! La forma verbal “habemos” no existe para referirse a “somos” o “estamos”, pues el verbo haber, al referirse a personas o cosas sólo se usa de forma intransitiva, es decir, sólo se puede conjugar en tercera persona. 

Decir: “no todos los hombres son iguales, habemos algunos que sí valemos la pena”, además de ser incorrecto por estructura, es una gran mentira, embustero. Sería mejor decir: “No todos los hombres somos iguales, algunos valemos la pena”.

Hablando de tiempos verbales que no existen, es muy común decir “veniste”. ¿Por qué? Porque tanto conjugación “venimos” como “vinimos” son correctas: venimos es el verbo venir en presente, y “vinimos” es el pasado del verbo venir.

Ahí va el ejemplo, más desmenuzado:
“Ayer vinimos, pero no te encontramos, por eso venimos otra vez”. 
Sin embargo, decir “¿por qué no veniste ayer?” es incorrecto, incorrectísimo, una barbaridad. Así que la próxima vez que les pregunten “¿Ya te veniste?” además de ofenderse por la evidente grosería que eso significa, también podrán ofenderse por la pésima manera de expresarse. 

Haber/a ver
Todo es risas y diversión cuando estás interactuando en Facebook y de repente te escribe: “me caíste muy bien, haber cuándo nos vemos” y entonces te dan ganas de sacarte los ojos con una cuchara caliente. Y es que este error es súper común, pero no por ello lo vamos a perdonar, como guardianes del buen decir. 

Recuerda que “haber” es un verbo.

Forma correcta: debe haber alguien para mí.

Forma incorrecta: voy haber si ya puso la marrana. 
¡No es difícil, sólo practica!

Hecho/echo
Otro error bastante común viene de confundir la grafía del verbo "hacer", con el verbo "echar", que no significan lo mismo. 

Piensa en un lunes por la mañana en el que llegas a la oficina sin ganas de trabajar. Ahí, con todo el dolor de tu corazón, expresas: 
“Estoy hecho un guiñapo. Ahorita voy y me echo una jetita en el baño”. 

Aún y aun 
Aunque algunas personas usen estas dos palabras de manera indistinta, la tilde hace la diferencia entre ambas. 

¿Cuándo usar “aún” con tilde? Cuando sea sustituto de “todavía”, es decir, cuando se trate de un marcador temporal.

“¿¡CÓMO QUE AÚN NO DEPOSITAN?!” 

Por su parte, “aun” sin tilde se utiliza cuando la palabra puede sustituir a “incluso” o “inclusive”:
“Niños mayores de 3 años pagan pasaje, aun sentados en las piernas”. 


Seguro ustedes tienen en su Facebook a una de esas personas que cometen varias faltas de ortografía por frase. A VER si agarran la onda y dejan de ofender nuestros ojos. Escribir bien es signo del sentido del otro y de humanización, no de libertad o autenticidad. Dixit!

martes, 21 de julio de 2015

De hombres bestiales y de animales humanizados: una contradicción de la sociedad actual

perrohijo abominación de hoy
La sociedad actual lejos de evolucionar, con la globalización que vivimos, vemos una contradicción que se nos hizo presente ya en otro momento de mundialización: el siglo XVI. En ese entonces, al surgir en el panorama lo que luego llamamos América, se hizo presente una nueva forma de ser humano: la indígena. Donde el debate no era –como afirma la leyenda negra- sobre sí estos eran animales o no, sino el grado de humanización presente en esas culturas originarias.

Y todo porque el esquema de interpretación vigente, pensado por el griego de Aristóteles, afirmaba que todos los hombres como animales –zoon-, somos iguales, salvo las diferencias que hay y existen producto de la práctica de las virtudes, que son actos repetidos y sostenidos en favor del bien mayor o la construcción de la sociedad; mientras que los vicios son actos sostenidos y repetidos para la destrucción o el mal.

En este mundo aristotélico de las virtudes se dice que hay virtudes morales, que están referidas a las costumbres y la convivencia, que llevan al bien común, construcción y convivencia en la sociedad; y también las virtudes intelectuales que llevan al ennoblecimiento del hombre y que coinciden con las artes liberales. Por tanto, un hombre que no cultiva las virtudes queda reducido a una condición humana bestial, común con los animales. Y concluía Aristóteles, que el Estado y la sociedad tienen la obligación y el derecho de llevarlo a salir de esa condición de bestialidad.

Podemos concluir que en vista de que el ser humano por ser racional y vivir en convivencia o comunidad social, puede y tiene derechos por y para vivir en sociedad; pero al mismo tiempo esto exige obligaciones que le demanda el hecho de vivir conviviendo con otros humanos –elemento que se olvida fácilmente-.  No así las bestias o los animales irracionales, que no son capaces de tener derechos, pues no pueden ejercer obligaciones de convivencia, pues su horizonte de vida se reduce al instinto básico. La primera conclusión de esto es que es inútil e imposible hablar de derechos animales y de la naturaleza, por su limitación racional. Aunque esto no nos exime, en función del bien común como humanos de proteger y cuidar la naturaleza y los seres que en ella habitan, con los cuales convivimos.

El tema desde una perspectiva histórico-filosófica fue desarrollado en tiempos de la Segunda Guerra Mundial por un gran humanista mexicano: Edmundo O´Gorman, en un artículo titulado: “Sobre la Naturaleza Bestial del Indio Americano: Humanismo y Humanidad. Indagación en torno a una polémica del siglo XVI”.[1]

Don Edmundo inicia de manera categórica: “He aquí una paradoja singular: no todo hombre es hombre”. Contradiciendo el ideal ilustrado propuesto por Rousseau y los franceses de que todos los hombres son iguales.

Y luego explica su provocadora afirmación: <<Con cuánta frecuencia decimos y leemos de alguno que es inhumano, que no es hombre; que es un animal, una bestia. Se trata de un ser a quien, pese a todas las apariencias, le falta algo para ser hombre. A ese tal no le tributamos todos los signos usuales de reconocimiento de la condición humana. Con ocasión de, por ejemplo, su muerte, lo enterramos “como a un perro”. Es decir, como a un animal cuyos despojos sólo por una necesidad profiláctica hacemos desaparecer en las entrañas de la tierra.>>

Desgraciadamente a 75 años de haber dicho eso, hoy encontramos hombres más animales  o más bestiales en su actuar de los que hace referencia en esos tiempos de guerra. Incluso algunos son vistos en la irracionalidad contemporánea como héroes, tal es el caso de la exaltación de algunos narcotraficantes en los nuevos “cantares de gesta”, denominados “narco corridos”.

O´Gorman presenta luego la otra gran contradicción igual de provocadora y escandalizante: “es alarmante la manera humana con que son tratados los animales”. Y ejemplifica refiriéndose al mundo anglosajón, cuando en este siglo XXI el fenómeno es global, incluyendo a nuestras empobrecidas sociedades: hay hospitales, comedores, parques de recreación y hasta peluquerías y casas de modas para los perros; no es raro, que al morir un caballo de un equipo de equitación se le rindan honores como si se tratase de uno de los miembros del equipo. Y añado: cuantas mascotas son tratados mejor que algunos humanos en condición de pobreza marginal, y los gastos de su manutención no equivalen a la tortilla que comen diariamente algunos mexicanos. O la indignación que genera una bofetada a un perro ante la indiferencia por un trato similar hacia algunos seres humanos.

Concluye O´Gorman lapidariamente: “Hombres bestiales, y bestias humanales. Este doble fenómeno nos advierte que hay una cierta indeterminación y vaguedad en el concepto de lo humano”.
Hoy es muy difícil, más ahora, definir el límite entre la bestia y el hombre.  Obviamente que nadie confunde a un pastor alemán  con un guardia de seguridad, ni los jinetes de un equipo de equitación son vistos como centauros; pero hoy es más agudo este fenómeno: hay una fuerte tendencia  o “propensión de pensar a un hombre como bestia, o a una bestia como hombre”.

El tema exige más reflexión, y hay gente que ya lo ha hecho, pero en nuestra pereza por pensar y más por leer, ni no lo planteamos, reducidos al sentimentalismo de encontrar a individuos que se conmueven ante la miseria de los animales, indiscriminadamente promoviendo los irracionalmente llamados “derechos de los animales”, llamando héroes a los que buscan casa para gatos, perros y demás fauna. No quiero decir con esto que eso no se haga.  Pero aquí hay algo que huele mal, al no ver ni un mayor o al menos el mismo empeño para detener los daños que causa en la sociedad la muerte, la tortura, la violencia, la opresión, la exclusión, la discriminación y el hambre.

El motivo de esta reflexión es expresar mi rechazo por algo que leí en estos días y me llenó de indignación: “Para los que visitan mi casa y se quejan de mi mascota: 1.Él vive aquí, tu no; 2. Si no quieres pelos, aléjate de él; 3. Quiero a mi mascota más que a muchas personas; 4. Para ti es un animal, para mi es parte de mi familia”. Pues a esos tal le respondo: una casa ni un departamento es un hábitat adecuado para un animal, pues no fue diseñado para él; no se puede querer a un animal igual que a una persona y por mucho aprecio que se le tenga, ningún perro, gato o perico estará a la altura de mi familia para considerarlo igual que a mi padre, madre, hermanos, amigos o con quien me siento vinculado afectivamente. Es cómodo tener como familia a gatos y perros, pues siempre el poder de la relación lo mantiene uno y cuando se dificulta lo dejas en una pensión o lo regalas; y no te exige, cosa que si pasa con un hijo, amante, amigo, hermano, madre  y padre, aunque a veces quisiéramos hacerlo también.


[1] Edmundo O ́Gorman, “Sobre la naturaleza bestial del Indio Americano”, en Filosofía y Letras, no 2, UNAM, Imprenta Universitaria, México 1941, pp. 141-159; 305-315..

sábado, 11 de abril de 2015

Las redes sociales y las lenguas de Esopo

Esopo, según Diego de Velazquez en el museo del Prado
En estos tiempos, donde no tenemos ya ni guillotina ni fusilamientos, salvo los perpetrados por los extremistas islámicos en un alto grado de deshumanización, tenemos en otro extremo el terror más virulento de las redes sociales e igualmente deshumanizante y bestial. 
Me pregunto: ¿Quién se puede librar y borrar del maldito buscador de Google? ¿Alguien ha logrado liberarse de su terror?
Una persona conocida, en días recientes, vio con horror que un caso penal  en el que se vio inmiscuida a principios de la década de los setenta se encontraba referido, como ella dijo, en el “maldito” buscador de Google. Siendo señalada y avergonzada.
Para seguir en el tema, me desayune siguiendo la Cumbre de las Américas en Panamá y me llamó la atención la declaración del  presidente Raúl Castro de Cuba: “Internet es un gran invento, sirve para lo mejor sopoy, como las lenguas de Esopo, para lo peor”.
La frivolidad nos hará pensar “Ah si, las fábulas de Esopo”, pero como nuestra cultura grecolatina es ahora tan pobre a todos los niveles, y la motivación por la que se acercaron a ella los hombres del Renacimiento de encontrar inspiración para las conductas morales que no estaban contenidas en la Biblia han desaparecido, es bueno recordar quien fue Esopo.
Esopo fue un esclavo deforme que vivió en Grecia en el siglo v antes de Jesucristo y el más grande fabulista que haya tenido la humanidad.
Habiéndole ordenado su amo, Janto, en ocasión de tener que ofrecer un festín, que fuera al mercado y trajese lo mejor que encontrara en él, no compró más que lenguas y las hizo servir aderezadas de modos distintos. Severamente lo reprendió Janto ante sus invitados. Esopo se explicó de esta manera: “¿Pues qué cosa puede haber mejor que la lengua? Es el lazo de la vida civil, la clave de la ciencia, el órgano de la verdad y la razón; con su auxilio se construyen las ciudades, se las civiliza e instruye; con ella se persuade en las asambleas, y se cumple uno de los primeros deberes del hombre, que es el ineludible de alabar a los dioses”.
Janto entonces le dijo: “Pues bueno, tráeme mañana lo peor que haya”.
Al día siguiente no hizo servir Esopo más que lenguas, diciendo: “La lengua es la madre de las discusiones, la nodriza de los pleitos, el origen de las divisiones y las guerras; lo es igualmente del error y, cosa peor aun, de la calumnia. Por ella se destruyen las ciudades, y, si por una parte celebra a los dioses, por otra es el órgano de la blasfemia y de la impiedad”.
“Las lenguas de Esopo” designa las cosas que, consideradas desde dos puntos de vista, diferentes, igual pueden ser celebradas que vituperadas como es el caso de los discursos y las redes sociales, capaces de iluminar la vida de uno, pero de los peores desastres.
Como dice la carta de Santiago en el mismo sentido y que lo podemos ampliar y actualizar a las redes sociales: 
"Así también la lengua es un miembro pequeño, y sin embargo, se jacta de grandes cosas. Miren, ¡qué gran bosque se incendia con tan pequeño fuego!  Y la lengua es un fuego, un mundo de iniquidad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, la cual contamina todo el cuerpo, es encendida por el infierno[e] e inflama el curso[f] de nuestra vida[.  Porque todo género[ de fieras y de aves, de reptiles y de animales marinos, se puede domar y ha sido domado por el género[i] humano,  pero ningún hombre puede domar la lengua; es un mal turbulento y lleno de veneno mortal. Con ella bendecimos a nuestro Señor y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que han sido hechos a la imagen de Dios;  de la misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así." (St, 3-5-10)

domingo, 5 de abril de 2015

México país de folletín o el camino del horror y la violencia: un viaje en carretera de Acapulco al DF



Los bandidos de Río Frío, escrita entre 1889 y 1891 por Manuel Payno (1810-1894), es, quizá, una de las novelas mexicanas más populares de México. A pesar de que muchos críticos señalan que es una obra mediocre en técnica y estilo, la respuesta de los lectores contradice su popularidad que se remonta a los tiempos en que fue publicada por entregas. Su éxito está en la estructura misma de la novela, concebida para atraer al lector de tal manera que prácticamente le obliga a no dejar el libro hasta haberlo terminado. Los capítulos, aunque su número es considerable (117) son cortos; la temática resulta ligerísima; los personajes, fácilmente aceptables e identificables por completo; la trama, entendible de principio a fin; el entorno, el centro de la ciudad de México, los canales navegables existentes en el siglo XIX, los alrededores, San Ángel, Chalco, Puebla, generan un clima verdaderamente delicioso al recreárseles de manera atinada.

Según lo especifica Payno en el capítulo final de la obra, donde señala cómo la ideó, en qué se basó y cuando y en dónde la terminó, tenemos que sus personajes, por lo menos los centrales, fueron tomados de personajes históricos, como es el caso de Relumbrón, para cuya creación se inspiró en el Coronel Yáñez, un célebre bandolero de la época del General Santa Anna quien, utilizando sus contactos a nivel oficial, extraía información y aprovechaba la cobertura de su puesto, que le brindaba un excelente marco de impunidad:

En una de las épocas en que gobernó la República el general don Antonio López de Santa-Anna, se desarrolló el robo en la capital, en sus cercanías y en el camino de Veracruz de una manera tal, que llamó la atención de las autoridades.
Por medios también raros y casuales, se descubrió que un coronel Yáñez, ayudante del general Santa-Anna, presidente de la República, era el jefe de una asociación que tenia cogidas como en una red a la mayor parte de las familias de México. El aguador, la cocinera, el cochero, el portero, todos eran espías, cómplices y ladrones, y por más seguridades que se tomaran y los mejores papeles de conocimiento que se exigieran, nunca se llegaba a saber si se tenían sirvientes honrados o pertenecían a la banda de Yáñez.
A la captura del coronel Yáñez siguieron otras, y más de ciento cincuenta personas de diversas categorías fueron encerradas en la cárcel, y otras, como unos bilbaínos de gran rumbo y apariencia, lograron fugarse y volver a España.
Por último, el coronel Yáñez y tres o cuatro compañeros fueron condenados a muerte y ejecutados, y cosa de cincuenta, enviados a los presidios de Perote y San Juan de Ulúa.
Los autos de tan célebre causa los vi, y eran, no cuadernos, sino cuatro o cinco resmas de papel. Antes de que yo pudiera obtener permiso para registrarlos, habían desaparecido.
El personaje, pues, que figura en la novela, ha existido realmente; pero por más que he hecho para inventar lances, robos y asesinatos, me he quedado muy atrás de la verdad, y el extracto de la causa habría sido más interesante que cuantas novelas se pueden escribir.
Con este material escaso, con el título alarmante que me dio mi buen amigo don Juan de la Fuente Parres, y con algunos sucesos contemporáneos, formé la trama y he escrito esta novela, no de largo, sino de larguísimo aliento.

            Yo he sido de los seguidores de sus novelas, y los ubicaba como costumbristas, pero la semana pasada decidí salir de la ciudad de México rumbo a Acapulco, lugar que siempre me gustó desde pequeño y que me evoca a mi familia. Pero mi sorpresa fue ver que como Payno, se podría escribir una novela  de “larguísimo aliento” de “título alarmante”, donde nos quedaríamos muy “atrás de la verdad” en el cúmulo de “lances, robos y asesinatos”.  Además creo que los personajes como “Relumbrón” vinculado a la presidencia de la República, no sería uno, sino varios que harían palidecer al decimonónico personaje.

            Baste para ello no las “resmas de papel” sino los terabytes de información sobre los “Bandidos de la carretera a Acapulco”, como menciona  SinEmbargo en noviembre de 2014 y que verifique en estos días pasados.

Las horas más de sol que antes caían sobre la Carretera Federal 95 ahora sólo existen en canciones, libros, fotografías o simples recuerdos. La violencia, injusticia e inseguridad que imperan en el país, nublan el asfalto de la arteria más importante que conecta a la Ciudad de México con el Puerto de Acapulco.
Año con año las autoridades de los tres órdenes de gobierno montan operativos y planes para que los vacacionistas visiten las playas guerrerenses y los pueblos aledaños. Fortalecer el turismo para beneficiar a los pobladores, esa es la consigna gubernamental; sin embargo, los resultados no son los deseados, cifras de la Iniciativa Privada lo demuestran: en esta temporada “a duras penas se alcanzará una afluencia del 40 por ciento”, dice la Coparmex. Fuera de ello, la miseria y falta de oportunidades prevalecen en los municipios por los que atraviesa esta vía.
La Autopista del Sol no sólo es cara pese al descuento del 50 por ciento que mantiene el Gobierno federal, el cual deja en 201 pesos el primer tramo –costo que se mantendrá al menos hasta 2015–, sino que también está mal hecha: tan sólo en el tramo México-Cuernavaca, Caminos y Puentes Federales (Capufe) registró 350 accidentes automovilísticos en 2013, y en ese mismo año hubo 37 percances en la curva “La Pera”, muchos de estos originados por fallas en el camino. Se suman los secuestros, saqueos, robos, ataques armados, ‘encobijados’, bloqueos, catástrofes naturales y demás hechos que han dejado víctimas mortales.
Para la Secretaría de Turismo (Sectur), Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) y gobiernos, esos 367 kilómetros representan un camino de oportunidades, pero no para muchos viajeros, estudiantes normalistas, trabajadores y pobladores. Todos ellos se han quedado solos a su suerte. Datos oficiales confirman el abandono por parte de las autoridades en la que hoy es considerada, una ruta nada segura.
El pasado 6 de noviembre la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), informó que el turismo en el municipio de Acapulco se ha desplomado en un 60 por ciento tras la desaparición de 43 estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa y la muerte de otros tres el pasado 26 de septiembre en el municipio de Iguala.

La carretera 95 D comienza donde finalizan la avenida Insurgentes Sur y Viaducto Tlalpan en la delegación Tlalpan del Distrito Federal. En esa delegación, de acuerdo con datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), de enero a septiembre del presente año, se han registrado al menos 58 homicidios y ningún caso de secuestro.
Sin embargo, en el mes de el pasado 30 de octubre, ocho atletas fueron secuestrados en el Ajusco, región que corresponde a esta demarcación. La madrugada del día siguiente, todos fueron rescatados por elementos de la Policía Federal tras el pago del rescate.
Después de salir de la capital mexicana, la carretera se interna al estado de Morelos. El cual actualmente es la quinta entidad con el mayor número de plagios en el país, hasta septiembre de este año se han contabilizado unos 110 casos.
Según datos oficiales, en los primeros nueve meses del año se contabilizaron al menos 717 homicidios. En el trayecto de la capital mexicana al puerto guerrerense, se atraviesan diversos municipios de Morelos, entre ellos Cuernavaca, una de las entidades más violentas del estado.
El primer municipio por el que atraviesa es el de Huitzilac, en el poblado de Tres Marías. Ese municipio de acuerdo con datos del SESNSP, contabilizó hasta el mes de septiembre, 17 casos de homicidio, dos de secuestro.
De ese punto, el camino continúa hasta la ciudad de Cuernavaca, donde en el año 2013 la tasa de homicidio por cada cien mil habitantes llegó a un 34.78 por ciento. Hasta septiembre de este año, se contabilizaron al menos 155 homicidios. Del delito de privación ilegal de la libertad, de acuerdo con datos oficiales, se han registrado 34 casos en el mismo periodo.
La carretera también atraviesa la ciudad de Temixco donde la tasa de asesinatos durante el 2013 por cada cien mil habitantes fue de 40.69 por ciento. De enero a septiembre de este año se han contabilizado 30 homicidios y al menos 8 secuestros.
Posteriormente, la carretera se interna por el municipio de Xochitepec. Donde la cifra de homicidios en los primeros nueve meses de este año, asciende a 21. Mientras que la de secuestro a 11.
Antes de salir del estado de Morelos, el camino pasa entre los municipios de Puente de Ixtla y Jojutla, donde le homicidio de enero a septiembre de este año, los homicidios registraban 34 y 35 casos, respectivamente.
Finalmente se ingresa a Guerrero, la segunda entidad con el mayo número de asesinatos registrados los primeros nueve meses de este 2014, unos mil 150 casos, sólo por debajo del Estado de México, que se sitúa como el estado del país con más homicidios con mil 704, en el mismo periodo. La carretera ingresa por el municipio de Zumpango, donde en el mismo periodo se contabilizaron 26 homicidios.
Al llegar a la ciudad de Chilpancingo, una de las ciudades más violentas de la entidad. Se registran de enero a septiembre, al menos 172 homicidios. Y 39 casos de secuestro.
Durante las últimas semanas, esta ciudad se ha convertido en la protagonista de varias de manifestaciones para exigir justicia por la tragedia sucedida en Iguala.
Finalmente, la ciudad de Acapulco, donde también se han registrado manifestaciones para exigir justicia para los estudiantes normalistas, es otra de las ciudades con los índices más altos de violencia en la entidad. En los primeros nueve meses del año se habían registrado unos 581 homicidios y al menos 14 secuestros.



Concluyo con lo que dice Margo Glantz: pareciera que los sucesos relatados hubiesen sido sacados de la prensa cotidiana actual, y no de la prensa contemporánea a la cronología de su novela (más o menos situada entre los años de 1830 a 1836), por su sordidez, su escandalosa violencia, el estentóreo manejo que de ellas se hace, y sobre todo por la inepta soberbia con que los que gobiernan precipitan al país en la ruina. Los Bandidos de Río Frio habla, como su título lo indica, del bandidaje, los secuestros, la inseguridad en los caminos, la ineficacia de los transportes, los asaltos a mano armada, el contrabando, y sobre todo de la corrupción que penetra hasta las estructuras más profundas de la administración pública. “México, país de folletín”, como bien decía Carlos Monsiváis

martes, 31 de marzo de 2015

Para que queremos hogueras, tenemos Google, Facebook y Twitter. Son peores!!!!


En días pasados un muy querido amigo de la preparatoria me compartió una entrevista hecha por NPR books a Jon Ronson, autor de un libro que me dejó electrizado. La entrevista se titula en ingles: “Avergonzado públicamente: ¿Quién necesita la picota cuando tenemos Twitter?

            El libro se titula: “Has sido públicamente humillado: un viaje al mundo de la degradación pública”, Penguin books, 2015.

            El escritor Jon Ronson a dedicado mucho tiempo siguiendo la historia de personas que han sido humilladas o hechas cenizas por las redes sociales, la mayoría por transgresiones menores –aunque ha documentado también mayores-.

            En la entrevista comenta que sus niveles de ansiedad se elevaron mientras escribía sobre algunas víctimas de la humillación  pública: “Mi libro tiene una cualidad de generar paranoia y taquicardia”, y añade: “pero de una manera positiva, porque lo que quiero mostrar es que tengamos cuidado cuando nos dedicamos a exhibir y destruir a personas por nada, esto es lo que se siente”.

            Aclara sobre que entiende por avergonzar: “Estoy hablando específicamente sobre el castigo desproporcionado de personas que realmente no hicieron algo grave. Esta dura vigilancia de la sociedad que hemos creado desde el surgimiento de las redes sociales, donde yo creo que tratamos de definir al otro tomando como punto de partida el peor comentario hecho en Twitter o Facebook. Tendemos a ver los mensajes personales como si estuvieran vinculados a su maldad, aunque sepamos que no reflejen la totalidad de lo que es esa persona y hacemos juicios demoledores sobre la misma”.

            Adelante ejemplifica con el caso de Justine Sacco y dice: <<Ella tomó unas vacaciones en Sudáfrica, y poco antes de abordar el avión escribió  en Twitter: “me voy a África, espero no me contagie de SIDA, bromeo, soy blanca”.  Abordó el avión y se durmió. Al despertar en Ciudad del Cabo y encender su teléfono vio un texto, de alguien de la que no había sabido nada desde los tiempos del high school que decía: “Lamento mucho por lo que estás pasando ahora”. Pues resulta que mientras dormía su tweet dio la vuelta al mundo y su vida fue destruida.>>

            Su mensaje nunca intentó ser racista, era un comentario irónico dirigido a su circulo más cercano, pero descontextualizado fue interpretado como parte de la tradición de las personas que se burlan de una posición de privilegio, cosa que en su vida no era así.  Pero sin la menor consideración esto fue suficiente para generar un huracán que destruyó totalmente su vida laboral y social.

            Luego el autor aclara sobre la diferencia entre molestar –trolear- y avergonzar. Y dice: “de algún modo centrándome en lo que es molestar o trolear, es un modo de sacar las cosas de un modo fácil y rápido.  Y así vemos que en el caso de Justine Sacco, recibió inmediatamente  como en avalancha amenazas de violación y de asesinato. Pero no fueron estas cosas lo que la destruyeron, fue la gente “buena”, como la mayoría de nosotros,  tratando de ser empática para hacer el bien la que más daño hizo. Gente “buena” que se acercaba solo para conocer los detalles por curiosidad, chisme o insidia. Que compartía comentarios en internet sumándose al linchamiento. Gente “buena” que tomo distancia de ella por no saber como tocar el punto con ella y que solamente la aislaron. Concluye el autor comentando “Esta  gente es más amenazante y peligrosa que los troleadores”.

            Le doy toda la razón a mi amigo Jon Ronson y José R. que le agradezco compartirme estas reflexiones. E intenta borrar algo de Google, Twitter o Facebook.  Es más fácil decir tus pecados te son perdonados que borrar una memoria de esos deshumanizantes dictadores contemporáneos.