En el año de 1761 en el pueblo de Quistell del Yucatán hubo
una rebelión indígena encabezada por Jacinto Cecilio Uk de los Santos Canek.
Los motivos no están muy claros, pero las fuentes cada dia parecen indicar que
lo que lo provocó fue la negativa del cura del lugar el padre Ruelas de reducir
o rebajar el estipendio para celebrar la Eucaristìa. Jacinto se hizo portavoz y
como ayer y hoy, el asustado cura incapaz de dialogar con su comunidad, opto
por la graciosa huida a la ciudad de Mérida.
Ahí junto con su amigo el jesuita Martìn del Puerto, crearon
una versiòn llena de parcialidad, digna de muchos medios amarillistas como los
que hoy puluan en México. O como otras "ya me cansé" versiones. Esto provocò
el terror de la mojigata sociedad yucateca, pues afirmaban que Canek se había
proclamado rey de los Mayas y que había tomado la corona y el manto de la
venerada imagen del pueblo para ese fin. Y que estaba dispuesto a matar a quien no le jurase vasallaje. Esto es algo que dudamos, conociendo el respeto que se tiene a lo sagrado de
parte de los indigenas y en el caso de los mayas a la autoridad, sobre todo con tintes de sagrado como era el caso de la monarquía española en esa época.
El hecho es que el jefe político de la corona tomo medidas
cautelares y decidió avanzar con la milicia rumbo a Quistell. La población fue quemada totalmente, aquí si no virtualmente como en Cocula, y fue sembrada de sal para que nadie volviera a vivir en ese sitio; y en Mérida frente a su
hermosa catedral, el 14 de diciembre, Canek fue ejecutado, para escarmiento de
su raza. Sus huesos fueron rotos con un fierro candente y su carne arrancada
con tenazas, posteriormente los restos se quemaron y las cenizas se esparcieron
por el aire para que no alcanzara nunca la resurrección de los muertos.
El año 2014 con todos sus avances no dista mucho de lo
anterior. El poder de los medios de comunicaciòn hace que sin juicio, ni
proceso, muchos ciudadanos/as sean linchados mediáticamente y en las redes
sociales, sometidos al escarnio, junto con sus familia, siendo reducidos a polvo social. Y como decìa un adagio
latino sobre Roma, hoy podemos decir: Media
locuta, causa veduta. Es decir lo
que dicen los medios es cosa juzgada. Y no les importa con tal de vender sus
noticias deshacer la vida de los modernos Jacintos o Jacintas Canek sean estos de Guerrero, Yucatán, Michoacán, etc.
Vemos como impasiblemente y en silencio, personas
pulverizadas por estos inmorales modernos pùlpitos mediáticos, donde papas y
papisas ultradogmaticos, destruyen la vida de muchos, sin posibilidad de
defensa o apelaciòn. De la instituciòn
eclesial mejor ni hablemos… muuuy atrasadita en el tema del manejo mediatico.
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