Imagen del fenomeno de la serpiente de Maloja en los Alpes Suizos |
En días pasados vi una muy buena película que se titula en inglés “Clouds of
Sils Maria”. La historia se desarrolla
en los Alpes suizos, donde en el valle de Engadina, una nube nacida del aire
húmedo de los lagos italianos invade poco a poco todo el valle: la serpiente de
Maloja. La sigue un viento igual de inexplicable, un soplo característico de la
noche que se manifiesta en pleno día, con la característica de que se percibe
de manera difusa y ambigua. Ese es el núcleo simbólico y el marco principal
desde donde el autor Olivier Assayas interpreta al mundo de hoy que se mueve en
un movimiento prevalente de ambivalencias entre una frontera mágica y difusa
que separa la superficie del mundo y sus corrientes invisibles, esto es en el
pueblo de Sils María situado en un majestuoso panorama montañoso y que inspiro
a Nietzche su concepto del tiempo como un eterno retorno.
La cinta opone
y fusiona con inteligencia la vaguedad en la que se desarrolla nuestro mundo,
donde no hay definición entre pasado y presente, madurez y juventud, celebridad
y aislamiento, ficción y realidad, modernidad y clasicismo, masculino y
femenino, Así presenta con una gran elegancia y delicadeza los modos de vida
ambivalentes y de falsas apariencias en torno a dos personajes principales: un
icono del cine de autor francés como Juliette Binoche y una celebridad entre
las generaciones jóvenes de Estados Unidos como Kristen Stewart protagonista de
la serie de películas sobre vampiros “Crepúsculo”.
En
estos días me he enfrentado en los medios de transporte, publicidad e incluso
amistades con personas que te proponen que tengas unas ambiguas e insípidas “Felices
Fiestas”. En el bamboleo y frenado del
metrobus me pregunto una y otra vez: ¿De qué fiestas están hablando? La mayoría dice
la Navidad o el inicio del año. Pero en
su imprecisión podemos también decir sobre
efemérides del 25 de diciembre: felices fiestas saturnales, o fiestas de invierno, feliz conmemoración del
inicio de la presidencia de Boris Yeltsin, del imperio de Hiro Hito, de Carlo Magno, del penúltimo periodo de
Benito Juárez triunfante después de fusilar a Maxi de Habsburgo, de la toma de
posesión en Puebla del presidente Manuel Gómez Pedraza, felices fiestas de
independencia de Tayikistán, felices
fiestas por el nacimiento de Anuar el-Sadat o Humphrey Bogart. También podemos
celebrar la ruptura y celebrar las fiestas decembrinas en el más puro estilo de
Javier Solís: “Diciembre me gusto pa que te vayas… que sea tu cruel adiós mi
Navidad… no quiero comenzar el año nuevo, con este mismo amor, que me hace
tanto mal”.
Pero como
humanos, apelando a nuestra capacidad crítica, tenemos que reflexionar sobre el
sentido de la fiesta hoy. El vocablo latino festum
es el plural de festa: de allí
proviene la palabra fiesta. Se trata de un rito social, compartido entre un
grupo de personas, donde se marca un cierto acontecimiento a modo de
celebración. Así que lo primero que
tenemos que tener claro es el motivo del acontecimiento que celebramos. Ya pusimos unos, pero no podemos quedarnos en
ese ambiguo “Felices fiestas” sino “Felices fiestas de…” Para los cristianos es
la celebración de la plenitud de lo humano en Jesús de Nazaret como posibilidad
de cambio.
Fiesta
Además de un objetivo o motivo, una
fiesta implica necesariamente unos rituales, es decir que los participantes adopten
un rol para la ocasión, por lo general descontracturado y desinhibido. La
fiesta puede incluir música, baile, disfraces y comida.
Cada fiesta
tiene sus propios ritos: en los cumpleaños, por ejemplo, el agasajado suele
soplar una o varias velas que se ubican en un pastel. Los asistentes a la
fiesta, por su parte, acuden con regalos para el cumpleañero.
Cabe destacar
que el concepto de fiesta está asociado a la diversión y al regocijo más allá
del evento en sí mismo. Por eso existen frases como “Tengamos la fiesta en la
paz” (cuando se le solicita a alguien que no genere disturbios o problemas),
que se utiliza aún cuando no se esté en medio de un festejo.
Por tanto,
para los que creemos en Jesús como Mesías, es decir como portador de cambio, la
fiesta tiene que tener sus propios ritos, que en este mundo cambiante se tienen
que definir. No solo apelar a usos y
costumbres.
Para los no
creyentes, los ritos festivos tienen que tener su contenido. Desde la fiesta
por la familia reunida para la ocasión, las uvas y el vino rojo de la
abundancia, los platillos especiales para que el porvenir sea especial y
abundante, y así un largo etcétera.
Lo que no nos
podemos permitir es quedarnos en un anodino
y ambiguo ¡Felices Fiestas! Sin sentido.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario