jueves, 25 de diciembre de 2014

¿Felices Fiestas?.... La ambigüedad como propuesta de vida


Imagen del fenomeno de la serpiente de Maloja en los Alpes Suizos

En días pasados vi una muy buena  película que se titula en inglés “Clouds of Sils Maria”.  La historia se desarrolla en los Alpes suizos, donde en el valle de Engadina, una nube nacida del aire húmedo de los lagos italianos invade poco a poco todo el valle: la serpiente de Maloja. La sigue un viento igual de inexplicable, un soplo característico de la noche que se manifiesta en pleno día, con la característica de que se percibe de manera difusa y ambigua. Ese es el núcleo simbólico y el marco principal desde donde el autor Olivier Assayas interpreta al mundo de hoy que se mueve en un movimiento prevalente de ambivalencias entre una frontera mágica y difusa que separa la superficie del mundo y sus corrientes invisibles, esto es en el pueblo de Sils María situado en un majestuoso panorama montañoso y que inspiro a Nietzche su concepto del tiempo como un eterno retorno.

La cinta opone y fusiona con inteligencia la vaguedad en la que se desarrolla nuestro mundo, donde no hay definición entre pasado y presente, madurez y juventud, celebridad y aislamiento, ficción y realidad, modernidad y clasicismo, masculino y femenino, Así presenta con una gran elegancia y delicadeza los modos de vida ambivalentes y de falsas apariencias en torno a dos personajes principales: un icono del cine de autor francés como Juliette Binoche y una celebridad entre las generaciones jóvenes de Estados Unidos como Kristen Stewart protagonista de la serie de películas sobre vampiros “Crepúsculo”.

            En estos días me he enfrentado en los medios de transporte, publicidad e incluso amistades con personas que te proponen que tengas  unas ambiguas e insípidas “Felices Fiestas”.  En el bamboleo y frenado del metrobus me pregunto una y otra vez: ¿De qué fiestas están hablando? La mayoría dice la Navidad o el inicio del año.  Pero en su imprecisión podemos también decir sobre  efemérides del 25 de diciembre: felices fiestas saturnales,  o fiestas de invierno, feliz conmemoración del inicio de la presidencia de Boris Yeltsin, del imperio de Hiro Hito,  de Carlo Magno, del penúltimo periodo de Benito Juárez triunfante después de fusilar a Maxi de Habsburgo, de la toma de posesión en Puebla del presidente Manuel Gómez Pedraza, felices fiestas de independencia de Tayikistán,  felices fiestas por el nacimiento de Anuar el-Sadat o Humphrey Bogart. También podemos celebrar la ruptura y celebrar las fiestas decembrinas en el más puro estilo de Javier Solís: “Diciembre me gusto pa que te vayas… que sea tu cruel adiós mi Navidad… no quiero comenzar el año nuevo, con este mismo amor, que me hace tanto mal”.

Pero como humanos, apelando a nuestra capacidad crítica, tenemos que reflexionar sobre el sentido de la fiesta hoy. El vocablo latino festum es el plural de festa: de allí proviene la palabra fiesta. Se trata de un rito social, compartido entre un grupo de personas, donde se marca un cierto acontecimiento a modo de celebración.  Así que lo primero que tenemos que tener claro es el motivo del acontecimiento que celebramos.  Ya pusimos unos, pero no podemos quedarnos en ese ambiguo “Felices fiestas” sino “Felices fiestas de…” Para los cristianos es la celebración de la plenitud de lo humano en Jesús de Nazaret como posibilidad de cambio.

Fiesta
Además de un objetivo o motivo, una fiesta implica necesariamente unos rituales, es decir que los participantes adopten un rol para la ocasión, por lo general descontracturado y desinhibido. La fiesta puede incluir música, baile, disfraces y comida.

Cada fiesta tiene sus propios ritos: en los cumpleaños, por ejemplo, el agasajado suele soplar una o varias velas que se ubican en un pastel. Los asistentes a la fiesta, por su parte, acuden con regalos para el cumpleañero.

Cabe destacar que el concepto de fiesta está asociado a la diversión y al regocijo más allá del evento en sí mismo. Por eso existen frases como “Tengamos la fiesta en la paz” (cuando se le solicita a alguien que no genere disturbios o problemas), que se utiliza aún cuando no se esté en medio de un festejo.

Por tanto, para los que creemos en Jesús como Mesías, es decir como portador de cambio, la fiesta tiene que tener sus propios ritos, que en este mundo cambiante se tienen que definir.  No solo apelar a usos y costumbres.

Para los no creyentes, los ritos festivos tienen que tener su contenido. Desde la fiesta por la familia reunida para la ocasión, las uvas y el vino rojo de la abundancia, los platillos especiales para que el porvenir sea especial y abundante, y así un largo etcétera.

Lo que no nos podemos permitir es quedarnos en un anodino  y ambiguo ¡Felices Fiestas! Sin sentido.

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